En 2022 fallecieron en España 464.417 personas, casi 30.000 menos que el primer año de covid-19, pero un 3 % más que en 2021, un incremento que es consecuencia de la ola epidémica de gripe de esa temporada y las sucesivas olas de calor que se encadenaron aquel verano.
El informe “Patrones de Mortalidad en España, 2022”, publicado este miércoles por el Ministerio de Sanidad, constata que el cáncer, las enfermedades cardíacas y la covid-19 fueron la principal causa de defunción ese año y aglutinaron casi la mitad (48 %) de las muertes de 2022.
Concretamente, se produjeron 110.653 muertes por cáncer, el 23,7 % del total; 83.899 fueron consecuencia de enfermedades cardíacas (17,9 %) y 31.672 por covid-19 (6,8 %), aunque estas en notable descenso respecto al año anterior, cuando sumaron 40.039.
Les siguieron las enfermedades cerebrovasculares (que representaron el 5,3 %); alzhéimer (3 %); accidentes no intencionales (2,9 %); enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores (2,6 %); diabetes (2,4 %) y neumonía e influenza (2,1 %).
Así, la tasa de mortalidad bruta se situó en 972 casos por 100.000 habitantes y la tasa de mortalidad ajustada por edad en 840,9, un 1,6 % más que en 2021, pero un 8,2 % menos que en 2020.
Por comunidades, la más alta la registró Asturias (1.387,3 muertes/100.000), Castilla y León (1.304), Galicia (1.298,7), Extremadura (1.174), Cantabria (1.154,1) y Aragón (1.152,2). En el otro extremo, Madrid (749) y Baleares (777).
La evolución del número de defunciones muestra estacionalidad a lo largo del año y suele producirse un número mayor en invierno que en verano; sin embargo, en 2022 se rompió ese patrón.
El documento revela así un pico de defunciones en verano y diciembre: solo en junio y julio, las muertes se incrementaron un 14 y un 26,1 % respecto al año anterior. También en marzo, abril, mayo y agosto se produjeron mayor número de defunciones que en esos meses durante 2021.
Sobre ello, el estudio señala que la actividad gripal en esa onda epidémica ocurrió entre las semanas 10 a 28 de 2022, según el informe del Instituto de Salud Carlos III sobre vigilancia epidemiológica de la gripe, y que la Agencia Estatal de Meteorología calificó el periodo del 1 de junio al 31 de agosto como el verano más cálido desde el inicio del siglo XXI.
Por otra parte, el informe destaca que ese año se produjeron 94.265 defunciones relacionadas con el tabaquismo, de las que 22.727 fueron por cáncer de pulmón y, por tanto, directamente atribuibles al hábito de fumar.
Con ello, la tasa de mortalidad ajustada por edad atribuible al tabaquismo ha descendido un 30 por ciento en hombres, mientras que ha aumentado un 117 % debido a que ellas empezaron más tarde a fumar.
Otras 26.474 defunciones estuvieron relacionadas con el consumo de alcohol, pero directamente achacables al mismo fueron 1.727, lo que supone la cifra más alta desde 2010.
El informe también contabiliza las muertes achacables a la calidad del sistema sanitario: 3.238 fueron por hernia abdominal, lo que supone 157 defunciones más que en 2021 y refleja un incremento continuado de los fallecimientos desde 2001.
Por contra, las de apendicitis se han mantenido prácticamente estables en los últimos años, con alrededor de 75, mientras que por efectos adversos de los fármacos se ha disparado a 65 defunciones en comparación a las 36 del año anterior.
En cuanto a los datos de mortalidad infantil, 869 menores de un año fallecieron en 2022, lo que arroja una tasa de 2,6 fallecimientos por 1.000 nacidos vivos, un 3,4 % más que un año antes pero un 35,3 % menos que en 2001.
Mientras, la tasa de mortalidad neonatal se situó en 1,8 defunciones por 1.000 nacidos vivos (-36,5 % respecto a 2001), mientras que la tasa de mortalidad postneonatal fue de 0,9 defunciones por 1.000 nacidos vivos (-32,6 % en relación a 2001).
Entre las 10 primeras causas de muerte infantiles, se encontraron las malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas, seguidas de hipoxia intrauterina y asfixia al nacimiento; trastornos relacionados con la duración corta de la gestación y con bajo peso al nacer, el síndrome de la muerte súbita infantil y la sepsis bacteriana del recién nacido.