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Lo que queda del día

Las otras ‘marcas’ de Andalucía

En lo de la sanidad pública hay casi tanta unanimidad como en lo de preferir presidente andaluz, y mientras siga siendo así para el PP sólo será un mal menor

Publicado: 30/11/2024 ·
21:40
· Actualizado: 30/11/2024 · 21:40
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  • Juanma Moreno. -
Autor

Abraham Ceballos

Abraham Ceballos es director de Viva Jerez y coordinador de 7 Televisión Jerez. Periodista y crítico de cine

Lo que queda del día

Un repaso a 'los restos del día', todo aquello que nos pasa, nos seduce o nos afecta, de la política al fútbol, del cine a la música

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Las entrañas de una encuesta no suelen dar titulares, pero están plagadas de pistas y de pequeños rastros que te guían y ayudan a entender o a anticiparte a otras realidades que van en paralelo a la que el propio sondeo da sentido. La que acabamos de publicar resulta muy clarificadora en cuanto a la tendencia del voto entre los más jóvenes y entre quienes votarán por primera vez. Se decantan por la derecha; principalmente el PP, pero también Vox. Son, además, los dos partidos que tienen más fidelizados a sus votantes, con la peculiaridad de que el primero lo hace asociado a la marca de su candidato y el segundo a la de sus siglas.  

Al PSOE -y a la izquierda- ya no le vale con sacar de paseo a Franco, ni con ejercer posiciones inamovibles desde las que agitar debates en torno a la memoria “democrática”. Puede lograrlo entre los votantes de más de 45 años, entre los que vivieron y conocieron el franquismo, como una forma de fortalecer los vínculos, pero cómo va a hacerlo con toda una generación de jóvenes que ni saben quién fue Franco, o lo que supuso, ni de la trascendencia de la guerra civil que desangró a todo un país y dejó heridas que siguen sin cerrarse.

¿A dónde ha ido a parar la capacidad de seducción de la izquierda entre los jóvenes? ¿Se debe a la volatilización de las experiencias surgidas en torno al 15M y vehiculadas a través de Podemos, posterior culpable de la deriva precipitada por una concatenación de despropósitos personalistas y políticos? ¿O hay que culpar igualmente a Pedro Sánchez por convertir  al PSOE en un partido presidencialista y cautivo de las concesiones a los independentistas y de las mentiras acumuladas en sus años de gobierno?. 

En Andalucía, de momento, quien decanta la balanza es el atractivo de la marca personal de Juanma Moreno y el auge de los posicionamientos de la extrema derecha a nivel nacional. José Ignacio García, el portavoz de Adelante Andalucía, no ha dudado en ejercer la autocrítica a la luz de los resultados de un sondeo en el que, por cierto, aparece entre los líderes mejor valorados, por delante incluso de Juan Espadas. Admite García que hay que ser “realistas”. Ni los datos son buenos, ni el peso electoral del PP se debilita -si acaso un rasguño- pese al auge de las movilizaciones por la situación de la sanidad pública, “y eso es un problema”.

Tampoco basta con ponerse delante de todas las pancartas. Y ahí es donde le duele igualmente al PSOE andaluz, condicionado por la sobredimensión de la figura de Pedro Sánchez y la minimización de los mensajes que intenta trasladar a la opinión pública. Tampoco ha ayudado el relevo de los liderazgos tras el duelo de perder un gobierno en el que permanecieron casi el mismo tiempo que el propio caudillo durante la dictadura. A Juan Espadas se le ha puesto todo en contra, incluidos los suyos, y no encuentra la forma de contrarrestar a un PP consolidado en torno a la figura de Juanma Moreno, él y sólo él como garante de un respaldo electoral apenas sin fisuras a punto de cumplir ahora seis años al frente del Gobierno andaluz. 

La clave la daba la propia encuesta: Moreno aventaja a Espadas en 23 puntos como el preferido para volver a presidir la Junta. Feijóo sólo lo hace en tres puntos sobre Pedro Sánchez en territorio andaluz. Sin Moreno el PP gana por la mínima. Hay mucho voto prestado, y no sólo porque el líder andaluz del PP sea más simpático o caiga mejor que los demás, sino porque ha generado cierto consenso en torno a la imagen de una nueva Andalucía, más moderna y estable, con mejores indicadores económicos y expectativas de empleo y crecimiento, que han opacado hasta ahora la gran debilidad de su gestión, la que tiene que ver con el ámbito de la sanidad pública, donde no necesitamos que venga ningún político a contárnoslo, porque lo vivimos y padecemos en primera persona cuando pedimos cita o acudimos a urgencias. En eso hay tanta unanimidad como en lo de preferir presidente, y mientras esto último siga siendo así, para el PP sólo será un mal menor.

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