El Tranvía Metropolitano de la Bahía de Cádiz, conocido como Trambahía, es un tren-tranvía que da servicio entre las ciudades de Chiclana de la Frontera a San Fernando y Cádiz, con un recorrido de 24 kilómetros y 21 estaciones. Fue inaugurado el 26 de octubre de 2022, propiedad de la Junta de Andalucía, es operado y explotado por Renfe. Se trata del cuarto sistema de ferrocarril metropolitano de Andalucía tras los metros de Sevilla, Málaga y Granada. Consta de siete unidades - serie 801 - con capacidad para 227 viajeros cada una y atiende a una población media de 234.000 ciudadanos.
Hecha esta introducción, debo decir que este medio de transporte ha representado la obra más importante de la Bahía de Cádiz y de San Fernando, desde hace muchos años (por no decir siglos). Es un medio limpio y eficiente y que, con el tiempo, ha tenido una gran aceptación entre los ciudadanos. El tranvía ha cambiado la fisonomía de la calle Real, pasando de ser una calle contaminante, por los miles vehículos que la utilizaban cada día, y la falta de estacionamientos, espacios para el disfrute, etc., a ser una vía limpia que ha dinamizado tanto económica como socialmente todo el trazado, con un aumento del volumen de negocio de nuevos comercios, principalmente del gremio de la hostelería.
Pero no todo son o fueron buenas noticias. Su comienzo fue realmente complicado. Añado, además, que el tranvía trajo a la calle Real todas las obras de canalizaciones necesarias por un importe de millones de euros. Esta obra nunca se hubiera hecho si no hubiera sido por este medio de transporte. Es lo que no se ve pero tiene la misma importancia de lo que va en superficie.
En 2008, empresarios y trabajadores salían a las puertas de sus negocios ubicados en la calle Real para protestar por las obras. El paro de dos horas de duración, comenzó al mediodía y se tradujo en el cierre de más de la mitad de los comercios. La falta de un estudio de viabilidad y el desconocimiento de si iban a recibir ayudas de las administraciones por las pérdidas económicas durante el tiempo que durasen las obras por la calle Real, fue el detonante de la protesta. Y hasta los taxistas se sumaron a la convocatoria bajo la premisa de que dicho medio de transporte sería
una competencia directa. Y fijaros bien la afectación que tiene el tranvía para los taxistas, que pueden seguir circulando por la principal arteria como lo hacían antes y sin pérdida de su poder adquisitivo, ya que en la calle Real viven cientos de familias que necesitan su asistencia.
También los detallistas de los mercados Central y de San Antonio entendían
que la semipeatonalización de la calle Real podía suponer el aumento de la crisis que muchos ya padecían. Nada de eso sucedió. No participó en la protesta la plataforma Movimiento Ciudadano, ni la Asociación de Comerciantes de San Fernando (Acosafe). Políticamente, el PP a través de su entonces delegada general de Urbanismo, Carmen Pedemonte, volvió a arremeter contra el paso del tranvía por la calle Real, algo que no compartían los andalucistas, sus socios de Gobierno. A los andalucistas el tiempo les dio la razón.
En 2010, la Plataforma contra el trazado urbano de Chiclana se puso en contacto con uno de los colectivos más beligerantes de San Fernando, la AVV Casco Histórico, para iniciar acciones conjuntas de oposición al proyecto. Los dos colectivos recordaban entonces que la puesta en marcha de este medio de transporte conllevaría “graves perjuicios” en la localidad chiclanera “para el comercio, el tráfico y la convivencia”, como, a su entender, estaba ocurriendo en La Isla. Como pueden ver, el Tranvía no nacía precisamente con el pan debajo del brazo.
Y ahí no quedó la cosa. El partido Plataforma 3R interpuso un recurso contencioso administrativo ante la Audiencia Nacional contra la decisión del Consejo de Ministros que supuso el impulso legal para la puesta en marcha del proyecto del tranvía. Y a todo eso, la Sala Cuarta del TSJA estimó un recurso contencioso administrativo presentado en 2008 por un conocido abogado isleño en representación de uno de los propietarios afectados por la decena de expropiaciones que la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Andalucía había llevado a cabo en la zona de Montañeses de La Isla. En 2010 el TSJA, con ocasión del anterior recurso, dictó sentencia y declaró nulo el proyecto y todas las actuaciones llevadas a cabo tras dos años de obras. Y hubo que esperar hasta 2012 para que una nueva resolución judicial reconociera la imposibilidad material de ejecutar dicha sentencia por el avance de las obras y concretara la resolución del conflicto a través de indemnizaciones con los afectados, lo cual se llevó a cabo y se pudo continuar con el proyecto.
Quizás el único punto negativo que yo he visto en el desarrollo del Tranvía fueron las interminables obras durante años de la calle Real, con comercios a los que no se podía acceder (muchos cerraron prácticamente arruinados) y molestias en general del tráfico y de la carga y descarga, así como a los peatones. Aquí faltó sensibilidad de la Junta de Andalucía que debió prever estas molestias y haber indemnizado a los afectados por daños y cese de lucro de los negocios. Creo, con un alto índice de acierto, que hoy no hay nadie que esté en contra el tranvía. Es el mejor medio de transporte. Y si no vean lo que nos está trayendo el cambio climático, que tiene en el consumo de combustible fósil el calentamiento de la Tierra y de los mares. Danas y más Danas nos esperan. Enhorabuena Trambahía. Que sea por muchos años y que se pueda llegar algún día a más ciudades.