La situación de los servicios públicos en Andalucía se deteriora a pasos agigantados. La Sanidad Pública, en otro momento estandarte de la pujanza y calidad de dichos servicios, sufre un desmantelamiento ordenado y sistemático a la vez que desde el propio gobierno de la Junta se aplauden todas las iniciativas de las empresas privadas que aprovechan esta situación para hacer negocio. Un negocio basado en la necesidad de la inmensa mayoría de la población.
Y no solo eso, sino que desde la Consejería se apresuran a contratar servicios y derivar pacientes con la excusa de acabar con las listas de espera, sin pestañear ante la evidencia de que la mejor manera de luchar contra ellas es dedicar el dinero que se destina a financiar esos conciertos a dotar conveniente y suficientemente, tanto en material como en personal, a las instalaciones públicas.
Así vemos consejeros inaugurando hospitales privados y alcaldes aplaudiendo la instalación de servicios sanitarios privados a la vez que dejan languidecer a los públicos, los primeros, o no son capaces de levantar la voz ante la situación de los mismos en su ciudad, los segundos.
Tampoco se actualizan las listas y las bolsas del SAS ni se contratan las sustituciones necesarias para cubrir las bajas o las más que merecidas vacaciones del personal sanitario, provocando situaciones de desatención y evidente peligro para la ciudadanía, especialmente la más vulnerable.
Por otro lado, servicios que han demostrado su utilidad, como el sistema de Salud Responde, son vaciados de contenidos obviando la necesidad de miles de personas de disponer de una persona, no una aplicación, al otro lado del teléfono que les brinde apoyo e información en situaciones donde la fragilidad humana es evidente.
Por todo ello, el domingo 7 de abril, las Mareas Blancas de toda Andalucía convocan, coincidiendo con el Día Mundial de la Salud, manifestaciones por toda la comunidad con el eslogan, más que acertado y que la ciudadanía no debemos olvidar, La Salud Es Un Derecho.
Salgamos a parar esta situación antes de que el zorro, al que hemos puesto de guarda, acabe por devorar todas nuestras gallinas o repartirlas entre sus amigos.
David Palomino Ramírez.
Verdes EQUO Andalucía.