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Una feminista en la cocina

El agujero equivocado

El Cristo del cartel de la Semana Santa de este año también es muy guapo

Publicado: 04/02/2024 ·
20:25
· Actualizado: 14/02/2024 · 09:45
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Autor

Ana Isabel Espinosa

Ana Isabel Espinosa es escritora y columnista. Premio Unicaja de Periodismo. Premio Barcarola de Relato, de Novela Baltasar Porcel.

Una feminista en la cocina

La autora se define a sí misma en su espacio:

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No sé si les conté que desde que enviudé tengo un nuevo poder, el de la invisibilidad. Me permite escuchar sin ser vista, con lo que ello da de sí. Ayer oí claramente a un jovencito de colegio privado halagar las virtudes físicas de un compañero de clase, en el entorno de un grupo integrado exclusivamente por componentes masculinos. Me intrigó la conversación, así que pegué más la oreja para saber que dudaban de su orientación sexual, supongo que por el propio hecho de su belleza física. No me sorprendió nada que de este grupo que no superaban los 16, descartaran la idea de la presunta homosexualidad del guapo, porque el aludido había tenido una novia reconocida (“el único que ha tenido novia de la clase”- apuntó otro con entonación admirativa).  Y cuando ya los porros iban soltando la lengua-sí, los pijos creyentes también fuman porros- uno añadió…”Siempre y cuando con la novia no lo hiciera por el agujero equivocado”.

No saben lo muy útil y divertida que puede llegar a ser la invisibilidad, casi tanto como el cartel de este año de la Semana Santa de Sevilla, que cabecea entre las más feroces críticas clasistas de lo muy clásico y lo fervoroso que puede llegar a ser un andrógino mínimamente musculado con cara de cordero degollado. Me disculparán el ambiente de Carnaval, pero cuando ya se reclutan autobuses para tener sexo y borracheras camino de nuestro suelo patrio, se me contagia la fulanería y el estropicio a modo de inhalación mágica. Es lo que tienen estas fechas que ni hace frio, ni calor, que te hielas si vas en mangas cortas o te asas si te pones un chaquetón. Ya ni el tiempo tiene seriedad, ni vergüenza. Pues con los equívocos igual, que la vida es muy corta para no trazar líneas rojas por zagales que rondan la pubertad con masturbaciones mentales como condimento de la muy prolífica Mariguana. No les dije nada de orientaciones sexuales, ni de abrir mente, ni de no tener prejuicios de pasadas épocas , porque mi invisibilidad no me lo permite. Como los monos “sabios” solo puedo ver, oír y callar lo que excretan los ajenos,  pero me dio por pensar en los extraterrestres y las sondas de investigación que recriminaban los abducidos de los años 60. Si se acuerdan los que siguieran los rollos OVNI, siempre se quejaban de que los secuestraban para estudiarlos, llevándolos a su nave nodriza donde les realizaban múltiples experimentos en los que siempre era obligada la introducción de la sonda por el agujero equivocado.

El Cristo del cartel de la Semana Santa de este año también es muy guapo. Guapo, guapo, guapo. No al modo oso que me es más afín, sino del guapo que según dicen los estudios sociológicos a las mujeres en edad de reproducirse les alienta a hacerlo porque tiene pinta de que cuidará de la prole. A mí no me miren, ni tengo ya ganas, ni físicamente puedo reproducirme. Pero guapo sí que lo es, al modo coreano. No sé si me siguen porque disperso. No soy yo, es la perra de la menopausia. Pero verán, intento explicarme…los coreanos del sur, se hinchan a hacer series de amor de época con tipos delgados, sin casi musculación, pero muy guapos. Como el del cartel. Estéticamente son una maravilla, incluso para llevarlo a una presentación de un libro o una copa por algo de eso que la Troncoso llamaba “Culteretadas”, que no sé bien con qué rima, pero que lo tengo en la punta de la lengua. En lo de Dios no me meto, así que del Cartel a modo evangélico no digo nada que los clasistas de lo clásico y herreristas convencidos ya han dado su parte de guerra. Yo a lo mío, que es ver series coreanas de amor que no calientan las gónadas, ni hacen arder los pensamientos infernales para intentar ganarnos el cielo, que pronto vendrá la Cuaresma y queremos dejarle la tierra bien abonada y seca.

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