Hoy me dirijo a aquellos deportistas que tienen miedo a correr por las posibles secuelas en sus rodillas. Aquellos indecisos que temen lesiones a corto o largo plazo.
Las carreras siempre deben realizarse de manera progresiva, con calzado adecuado para evitar lesiones, esguinces, sobrecarga, tendinosis y en un terreno llano adecuado a la forma física del corredor. Paulatinamente se irá aumentando la carga de trabajo de manera leve y siempre y cuando no suponga un esfuerzo excesivo. Igualmente, tras la carrera se realizarán estiramientos para evitar lesiones, agujetas o posibles roturas fibrilares. Tampoco debemos olvidar un calentamiento previo a la carrera de las articulaciones, desde tobillos hasta el cuello para evitar contracturas musculares o esguinces.
En una carrera interviene nuestro sistema locomotor formado por huesos, músculos y articulaciones con componentes que amortiguan los leves traumatismos del impacto de nuestro cuerpo en el suelo y soportan el peso de nuestro propio cuerpo como es el menisco en la rodilla, quizás una de los componentes que podemos pensar, más sufre durante una carrera.
Según estudios, correr no parece que pueda causar un desgaste del cartílago sano de la rodilla y las investigaciones médicas indican que los pequeños cambios que ocurren a corto plazo en el cartílago tras una carrera se revierten en cuestión de horas. Según un estudio con 396 adultos participantes, comparándose el estado “antes” y “después” del cartílago sano de las rodillas de los corredores, tras analizar el cartílago de la rodilla o de la cadera mediante resonancia magnética para evaluar su tamaño, forma, estructura y composición, tanto en las 48 horas previas a una carrera como en las 48 horas posteriores, arrojó resultados optimistas. En el análisis de este estudio también se pretendía incluir a adultos con artrosis o en riesgo de padecerla, pero solo 57 de las 446 rodillas analizadas cumplían estos criterios.
En los estudios en los que se sometió a los participantes a una resonancia magnética a los 20 minutos de correr, se observó una disminución inmediata del volumen de cartílago tras la carrera, que oscilaba entre el -3,3 % del cartílago femoral que soportaba el peso y el -4,1 % del volumen del cartílago tibial. Sin embargo, a las 48 horas de la carrera, los datos de los estudios que repitieron las resonancias magnéticas y más de una vez tras la exploración previa a la carrera, indicaron que estos cambios volvían a esos niveles iniciales.
En otro estudio hecho con corredores de maratón no mostró diferencias en el espesor del cartílago de la articulación tibio-femoral entre los valores iniciales y a las 2 horas, 10 horas y 12 horas después del maratón. Otro estudio mostró que la disminución inmediata del espesor del cartílago tras la carrera había vuelto a los niveles previos a la carrera cuando se repitió la exploración 24 horas después de ella.
En conclusión, en estos estudios se demuestra que correr es saludable, con pequeños cambios en el cartílago que se resuelven con rapidez, pero no sabemos todavía si correr es seguro para las personas con artrosis. Lo que sí se sabe es que los cartílagos artrósicos tardan un poco más en recuperarse que los cartílagos sanos.
Así que, si sigues corriendo no temas porque se dañen tus cartílagos o porque te dolerán las rodillas, estos estudios demuestran que son cambios breves que se resuelven en horas.
¡¡¡Vamos a correr!!!