El tiempo en: Torremolinos
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Navalcardo

Un QR en cada puerta

De un tiempo a esta parte se nos está quedando un Jaén curioso en lo gastronómico

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Un QR en cada puerta. -

De un tiempo a esta parte se nos está quedando un Jaén curioso en lo gastronómico. Plagado de nombres inventados o sin significado aparente – aunque lo tengan-  y que esconden tras de sí espacios donde se come experimentando sensaciones.

El barrio de San Ildefonso – extramuros e intramuros- se ha convertido en el refugio donde muchos acuden desde todas las partes del planeta a pegarse un homenaje con cuchara y tenedor. Y eso es fabuloso. Nos posiciona en los mapas del buen comer y Jaén suena mucho en positivo.

Precisamente por esa tendencia al alza, Jaén aspira a más, y existe el llamado “Proyecto Jaén, tradición olivarera” que cuenta con espacio propio en internet. Y en medio de todo ello vengo a señalar algo que también de forma espontánea se ha venido fraguando en Jaén desde antes de la pandemia sin que tal vez nos hayamos dado cuenta.

Si alzamos la vista, en Jaén últimamente comemos según hablamos. Del diccionario jaenero de la memoria se han extraído los nombres de algunos bares y restaurantes por los que se dejan caer aquellos que nos visitan con un mapa turístico entre sus manos. El Bomborombillos posiblemente fuera pionero, presiento. Después vinieron Jarrucheo y El Bíscúter compartiendo espacio en la Plaza Dean Mazas. En la zona de Renfe, se encuentra el Bulanico, que es como de niños llamábamos a la flor del  cardo borriquero.

Si en Cádiz hace unos meses plagaron de palabras gaditas sus calles con motivo del Congreso Internacional de la Lengua Española, en Jaén debemos inventarnos algo por el estilo en la puerta de estos locales. Porque luego sucede lo que me ocurrió hace algunos años caminando por Bernabé Soriano con Ksenia, la presidenta del Club Taurino de Rusia (sí, eso existe). Tras pasar por la puerta de La Económica miró el letrero del bar de copas contiguo. Sin exclarmarlo, leyó en voz alta como buenamente pudo y deletreando La –Vis-ti-ca. Sin lograr acentuarlo tampoco. Irremediablemente me preguntaba por el significado de aquello que el diccionario de la R.A.E no recoge y el traductor de Google del móvil tampoco consigue traducir al ruso.

Por eso, y por el tiempo en que vivimos, quizás haya  que poner un Qr en cada puerta para que el foráneo sepa qué significa aquello que sólo los jaeneros entendemos.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN