Cuando nadie lo esperaba, cuando todo el mundo se deshacía en elogios con La Roja y la catalogaba de favorita al título, Suiza, un equipo de menor calado y con una disposición absolutamente defensiva, atragantó (0-1) el debut de España en el Mundial de Sudáfrica y la obliga a no fallar ante Honduras y Chile.
Grecia ya ganó la Eurocopa de Portugal’04 de esta manera, con la defensa por bandera y aprovechando sus ocasiones. Los suizos hicieron lo mismo con el equipo de Vicente del Bosque y supieron arruinar el estreno y el principio del sueño.
Fue un partido calcado al de la derrota en la semifinal de la Copa de las Confederaciones contra Estados Unidos, hasta este momento el único partido que había perdido España en tres años. Dominio infructuoso, navegar para no llegar a la orilla y sucumbir.
Vicente del Bosque se decantó por otorgar la titularidad a Andrés Iniesta, recuperado del problema muscular que sufrió en el último amistoso en Murcia contra Polonia. El centrocampista del Barcelona fue de lo mejor una vez más, pero en el segundo periodo volvió a romperse.
El guión del debut no podía ser más previsible, aunque el resultado final fue más que inesperado, sorprendente. España puso el juego, la posesión, el toque constante, y Ottmar Hitzfeld planteó un tablero de ajedrez en su campo con todos los peones al servicio de la defensa dejando en punta tan solo al fajador Nkufo ante la ausencia de su goleador Alexander Frei, lesionado.
Entre los sonidos constantes de las vuvuzelas, la selección española tomó el mando del encuentro desde el minuto uno, pero no supo o no pudo derribar el muro de los relojeros.
A Suiza, obviamente, no le importó. Era lo que había trabajado. Defender y defender a la espera de alguna acción a balón parado o una contra para sorprender. Y tuvo la fortuna de encontrarse con la del gol y otro par de ellas para rematar la faena.
No estuvo fina España en el primer periodo. Su fútbol de toque fue excesivamente parsimonioso y faltó algo de velocidad.
No obstante, Gerard Piqué, a los 24 minutos, recibió dentro del área un balón de Iniesta y, tras driblar a un rival, se encontró con Benaglio, muy rápido en la salida, e impidió el gol del defensa con alma de delantero del Barcelona.
Del Bosque por momentos rompía su rostro de hombre tranquilo y le pedía a sus hombres que también podían jugar en largo. Era la forma de cambiar el guión del juego y de romper a un equipo acomodado y asentado en su posición defensiva pese a que Philippe Senderos, hijo de español, tuvo que retirarse lesionado en su pie derecho tras golpear a su compañero Lichtsteiner.
De esta manera la selección española inquietó en un par de ocasiones al meta helvético. Iniesta, muy activo, envió alto un disparo franco y Villa también tuvo, justo antes del descanso, una gran opción, pero cuando se había situado ante Benaglio su intento de vaselina se marchó desviado.
Y cuando parecía que en el inicio del segundo periodo España apretaba más y llegaba mejor al área suiza llegó lo que Hitzfeld esperaba y Del Bosque temía. Una contra, embarullada acabó con una salida de Casillas para evitar el tanto de Derdiyok, un rebote inoportuno y el remache a puerta vacía de Gelson Fernandes.
Corría el minuto 52 y la selección española no tenía más remedio que meter una marcha más. Del Bosque lo vio también claro y optó por dar entrada en el 61 a Fernando Torres y Jesús Navas en lugar de Busquets y David Silva, en busca de más ataque y más desborde por la banda.
Y no tardó el delantero del Liverpool, aclamado por todo el estadio, y el extremo del Sevilla de iniciar la primera ocasión que acabó con disparo colocado de Iniesta que salió ligeramente desviado.
Fernando Torres y, sobre todo, Xabi Alonso, con un espectacular disparo que se estrelló en el larguero, tuvieron en sus botas de nuevo la igualada.
Navas, poco después, se encontró con Benaglio en un avalancha de ocasiones españolas, pero fue Derdiyok el que tuvo en sus botas, a los 74 minutos, la sentencia con una contra, pero su disparo ante Casillas acabó en el poste izquierdo del meta y el rechace tampoco lo pudo aprovechar.
Quemó su última nave Del Bosque cuando se volvió a lastimar Iniesta y dio entrada para la banda izquierda a Pedro Rodríguez.
Ya no era cuestión de toque, era cuestión de buscar en un arreón final al menos salvar un punto, pero la ansiedad en estos casos es la peor consejera y el partido se diluyó entre la gloria de Suiza, que no había ganado en toda la historia a España, y la decepción y el desencanto de Vicente Del Bosque y sus pupilos.
No obstante, aún tienen dos partidos para enmendar la situación, ante los hondureños y los chilenos en este Mundial de Sudáfrica que no pudo empezar peor para un equipo que, pese a la derrota, por fútbol, debe seguir soñando.