La operatividad del Cementerio está garantizada durante diez años más
El camposanto isleño se inauguró en el año 1810 tras seis años de obras.
Están previstas más actuaciones para que no se hable en el futuro del cierre de sus puertas
En los últimos años han bajado los enterramientos y se opta más por la incineración
El Gobierno local tiene entre sus planes que el servicio sea completo con un crematorio.
Después de la tempestad llega la calma y lo que parecía hace cinco años que iba a ser una realidad es, a día de hoy, una auténtica quimera. En efecto, se está hablando del Cementerio Municipal isleño, ese que parecía que tenía los días contados cuando su gestión era competencia de Cemabasa y que, tras su vuelta a manos municipal, tiene garantizado su futuro al menos y por el momento durante una década más.
Esos son los datos que se manejan por parte de la Delegación Municipal de Cementerio, sobre todo tras las últimas actuaciones acometidas con los Fondos del Inversión del Estado -que han supuesto la construcción de 420 osarios y 28 ceniceros-, y también las que hay en cartera y que se irán ejecutando durante los próximos años. El propio responsable del área, el edil del PP Alfonso González Nantes, aseguraba que la intención es ir renovando poco a poco las instalaciones con el claro objetivo de conseguir que nunca más se hable en el futuro del cierre de sus puertas.
Y es que hay un dato que hace que el equipo que se encarga de la gestión del camposanto isleño gane tiempo a la puesta en valor de las instalaciones mortuorias y es que cada vez son más las familias que optan por la opción de la incineración de los seres desaparecidos y desechan la posibilidad del enterramiento. Así se refleja en un estudio que se viene realizando desde hace tres años por parte de dicha área municipal.
González Nantes tiene muy clara cuál es la línea marcada que hay que seguir para que el Cementerio isleño siga ofertando plazas a la ciudadanía de San Fernando. “En estos momentos hay manzanas con son muy antiguas y tenemos la intención de ir evacuando los restos mortales que allí se encuentran para, posteriormente, hacer nichos nuevos como hemos venido realizando durante los dos últimos años y medio”. Y es que cada bloque cuenta con en torno a cien nichos, por lo que de poder llevar a cabo la restauración de los mismos supondría dotar de capacidad a las instalaciones municipales para varias décadas más sin necesidad de preocupación por un posible cierre.
Además, otro de los proyectos que se está barajando desde el Gobierno local es ocupar la zona de la antigua capilla localizada en la parte final del Cementerio para construir en dicho espacio nuevos columbarios, puesta que esta zona se encuentra en un estado de avanzado deterioro. La intención es que los mismos tengan una capacidad de cuatro miembros por cada familia, es decir, una operación que volvería a redundar en ganancia de espacio y de tiempo de vida operativa del camposanto municipal isleño.
Eso sí, todos estos proyectos también van a depender de la capacidad económica de la que cuente la Delegación Municipal de Cementerio, premisa clave para que todas estas iniciativas que están en cartera se puedan llevar a efecto y no queden en el aire.
Ofertas de precios
Otra de las ideas que se está llevando desde hace meses a la práctica es un plan de ofertas para garantizar el uso continuado del Cementerio isleño durante varias décadas más. En este sentido, se les está dando la oportunidad a los dueños de los nichos en propiedad que tienen que renovar la concesión cada cinco años de cambiar los restos de sus seres queridos a un osario por ese mismo dinero, si bien dicho realquiler se hace por un plazo de 50 años.
Con esta fórmula, los propietarios de los nichos no tendrán que estar arreglando papeles y pagando una cantidad, pudiendo tener un realquiler por ese mismo dinero durante medio siglo. De cumplirse con todos los proyectos y todos los pronósticos marcados desde la Delegación de Cementerio para el futuro más inmediato, todo apunta a que hay Cementerio Municipal de San Fernando para muchos años más. Y es que dichas instalaciones han ido recobrando protagonismo durante los últimos meses y su asegurada apertura para mucho tiempo debe servir para paliar la negativa de construir el nuevo camposanto que había proyectado en la carretera de la Carraca, que se fue al traste debido a la presencia de informes sectoriales que se posicionaban en contra de su construcción.
Además, también choca de manera frontal y tira por tierra las previsiones de Cemabasa -antigua adjudicataria-, quien desde un principio apuntó cuando se hizo con la gestión que probablemente el Cementerio estaba avocado a un cierre casi inmediato. Fue entonces cuando la Federación de Asociaciones de Vecinos Isla de León comenzó una cruzada particular, basada fundamentalmente en una dura crítica por la política de precios que había puesto en práctica la anterior concesionaria, así como en una negativa rotunda a que las instalaciones cerrasen sus puertas y los isleños tuviesen que ir a velar a sus seres queridos al Mancomunado ubicado en la carretera de Medina Sidonia.
Una problemática que finalmente derivó hace casi tres años en que el Ayuntamiento decidiese romper relaciones que Cemabasa y recuperar la gestión de las instalaciones. Sin bien es cierto que en un principio se barajaron tres opciones para llevar las riendas en el futuro del Cementerio -encomienda pública, semipública o privada-, a día de hoy sigue estando al mando el Ayuntamiento, aunque para los servicios propios que requiere dicho equipamiento cuenta con la prestación una empresa especializada en el sector como es Memora, eso sí, todo bajo la supervisión de un funcionario municipal.
Servicio completo
Dando un giro de tuerca más, el responsable del área, Alfonso González Nantes, aseguraba a INFORMACIÓN que la intención del Gobierno municipal es que San Fernando cuente con una prestación de servicios funerarios íntrega. Hasta el momento la ciudad tiene su propio cementerio garantizado al menos por una década y también el tanatorio que abrió sus puertas hace unos pocos años en el polígono industrial de Fadricas. Sin embargo, falta una tercera pata y que es la puesta en marcha de un crematorio, algo de lo que en estos momentos adolece La Isla.
Y he aquí donde está el qui de la cuestión, puesto que según la Ordenanza Municipal reguladora de Cementerios, la construcción de un honor crematorio sólo es posible en el interior del Camposanto isleño. Cabe recodar que el tanatorio de Fadricas contaba entre sus equipamientos con el horno, pero una vez que lo tenía inclusive instalado tuvo que retirarlo puesto que, según González Nantes, en el proyecto original no aparecía recogido. Este hecho provocó que la empresa privada que se encarga de la gestión del tanatorio haya incluso acudido a los tribunales reclamando que se vuelva a poner el crematorio.
El edil del PP tiene muy claro que la única opción que existe en estos momentos de construir un horno crematorio fuera del Cementerio es cambiando la Ordenanza reguladora. Además, se trata de una opción que podría servir como moneda de cambio para la ejecución de diversos proyectos en el interior del propio camposanto isleño.
Es decir, Alfonso González Nantes preve que en el futuro, y siempre con el cambio de Ordenanza Municipal por delante, pueda llegar alguna que otra empresa del sector funerario que tenga la intención de hacer un nuevo tanatorio y que en el proyecto se contemplase un horno para la incineración. Pues bien, dicha concesión podría ser una realidad, siempre desde el punto de vista de las suposiciones, a cambio de que dicha empresa lleve a cabo mejoras en el Cementerio Municipal como podrían ser la renovación de manzanas, construcción de nichos o la puesta en valor de osarios y ceniceros.
Cemento para largo
Por último, el concejal popular se mostraba bastante satisfecho de todos los pasos que se han ido dando durante los dos últimos años y medio en las instalaciones municipales, llegando a señalar a modo muy significativo que “ahora mismo contamos con cemento para dar y vender en el Cementerio Municipal, algo que hasta hace poco parecía imposible. De todas formas, nuestra intención es seguir trabajando para que se quede abierto toda la vida”.
Eso sí, todo va a depender del dinero que el Ayuntamiento se quiera gastar en la recuperación de un espacio que forma parte del patrimonio histórico isleño. Y es que la última actuación que se ha ejecutado con la construcción de los 420 nuevos osarios y los 28 ceniceros salieron del Fondo Estatal de Inversión Local y que supuso un desembolso económico que alcanzó los 113.000 euros, finalizando los mismos el pasado mes de junio.
Terminado en 1810
La web municipal recoge que San Fernando ha experimentado a lo largo de su historia una evolución en la existencia de diferentes lugares de enterramientos; desde que en los principios de la ciudad los enterramientos se producían en las iglesias, imperando un mal entendido status social, puesto que los más pudientes económicamente elegían sus lugares en donde reposar eternamente en sus panteones familiares al pie de los mejores altares, y a los no pudientes o pobres se les enterraban en los lugares de las iglesias llamados cementerios, que era el nombre originario y destinado al enterramiento de este status social.
El paso de estos cementerios parroquiales a los conocidos contemporáneamente, tiene una fecha clave en la historia de la ciudad: el 3 de Abril de 1787, fecha de la creación de la Real Cédula por el cual desde ese día se prohibían los enterramientos en las iglesias y lugares céntricos de la ciudad por razones, aludidas en aquellos entonces, de carácter sanitario.
De entre todas las iglesias de la ciudad, además de las del Carmen, San Francisco..., era la iglesia Mayor Parroquial la que mayor número de enterramientos soportaba. La epidemia surgida en Cádiz de Fiebre Amarilla en 1800 promovió el aceleramiento y la necesidad aún más imperiosa de la creación de un cementerio más acorde con las necesidades y los acontecimientos de la época. De esta forma se crea y utiliza durante algún tiempo el del Pedroso, mientras se empezaban a hacer estudios y negociaciones con los diferentes Cabildos Municipales para la adquisición de terrenos en la zona llamada Casa Alta y se encargaba al aparejador Tomás Castrelo los estudios de esos terrenos.
En 1804 y ante la eliminación de los anteriores cementerios, se inician conversaciones con Clara de Madariaga, propietaria de terrenos en la zona de Casa Alta y se encarga al arquitecto Torcuato Benjumeda el proyecto y la dirección de las obras del nuevo cementerio en esa zona. Las obras se comenzaban en febrero de 1804 después de muchas vicisitudes y problemas, pero tras epidemias y más problemas se vallaron las obras y se puso de nuevo en uso el antiguo cementerio de el Pedroso. Tras distintas paralizaciones de las obras por problemas presupuestarios, el arquitecto las dio por terminadas en 1810.
Muchas actuaciones posteriores de reparaciones y hasta intentos de la creación de otro cementerio en el camino antiguo de la Carraca que no fructificaron, hicieron que otros maestros albañiles como Fernando García, presupuestos de Pedro Quintana, la participación de arquitectos como Manuel García Álamo en 1856 y Juan de la Vega en 1882, y con ellos las sucesivas modificaciones y reparaciones que se han realizado hasta la actualidad, hicieron posible lo que hoy por hoy se conoce como Cementerio Municipal isleño.
Esos son los datos que se manejan por parte de la Delegación Municipal de Cementerio, sobre todo tras las últimas actuaciones acometidas con los Fondos del Inversión del Estado -que han supuesto la construcción de 420 osarios y 28 ceniceros-, y también las que hay en cartera y que se irán ejecutando durante los próximos años. El propio responsable del área, el edil del PP Alfonso González Nantes, aseguraba que la intención es ir renovando poco a poco las instalaciones con el claro objetivo de conseguir que nunca más se hable en el futuro del cierre de sus puertas.
Y es que hay un dato que hace que el equipo que se encarga de la gestión del camposanto isleño gane tiempo a la puesta en valor de las instalaciones mortuorias y es que cada vez son más las familias que optan por la opción de la incineración de los seres desaparecidos y desechan la posibilidad del enterramiento. Así se refleja en un estudio que se viene realizando desde hace tres años por parte de dicha área municipal.
González Nantes tiene muy clara cuál es la línea marcada que hay que seguir para que el Cementerio isleño siga ofertando plazas a la ciudadanía de San Fernando. “En estos momentos hay manzanas con son muy antiguas y tenemos la intención de ir evacuando los restos mortales que allí se encuentran para, posteriormente, hacer nichos nuevos como hemos venido realizando durante los dos últimos años y medio”. Y es que cada bloque cuenta con en torno a cien nichos, por lo que de poder llevar a cabo la restauración de los mismos supondría dotar de capacidad a las instalaciones municipales para varias décadas más sin necesidad de preocupación por un posible cierre.
Además, otro de los proyectos que se está barajando desde el Gobierno local es ocupar la zona de la antigua capilla localizada en la parte final del Cementerio para construir en dicho espacio nuevos columbarios, puesta que esta zona se encuentra en un estado de avanzado deterioro. La intención es que los mismos tengan una capacidad de cuatro miembros por cada familia, es decir, una operación que volvería a redundar en ganancia de espacio y de tiempo de vida operativa del camposanto municipal isleño.
Eso sí, todos estos proyectos también van a depender de la capacidad económica de la que cuente la Delegación Municipal de Cementerio, premisa clave para que todas estas iniciativas que están en cartera se puedan llevar a efecto y no queden en el aire.
Ofertas de precios
Otra de las ideas que se está llevando desde hace meses a la práctica es un plan de ofertas para garantizar el uso continuado del Cementerio isleño durante varias décadas más. En este sentido, se les está dando la oportunidad a los dueños de los nichos en propiedad que tienen que renovar la concesión cada cinco años de cambiar los restos de sus seres queridos a un osario por ese mismo dinero, si bien dicho realquiler se hace por un plazo de 50 años.
Con esta fórmula, los propietarios de los nichos no tendrán que estar arreglando papeles y pagando una cantidad, pudiendo tener un realquiler por ese mismo dinero durante medio siglo. De cumplirse con todos los proyectos y todos los pronósticos marcados desde la Delegación de Cementerio para el futuro más inmediato, todo apunta a que hay Cementerio Municipal de San Fernando para muchos años más. Y es que dichas instalaciones han ido recobrando protagonismo durante los últimos meses y su asegurada apertura para mucho tiempo debe servir para paliar la negativa de construir el nuevo camposanto que había proyectado en la carretera de la Carraca, que se fue al traste debido a la presencia de informes sectoriales que se posicionaban en contra de su construcción.
Además, también choca de manera frontal y tira por tierra las previsiones de Cemabasa -antigua adjudicataria-, quien desde un principio apuntó cuando se hizo con la gestión que probablemente el Cementerio estaba avocado a un cierre casi inmediato. Fue entonces cuando la Federación de Asociaciones de Vecinos Isla de León comenzó una cruzada particular, basada fundamentalmente en una dura crítica por la política de precios que había puesto en práctica la anterior concesionaria, así como en una negativa rotunda a que las instalaciones cerrasen sus puertas y los isleños tuviesen que ir a velar a sus seres queridos al Mancomunado ubicado en la carretera de Medina Sidonia.
Una problemática que finalmente derivó hace casi tres años en que el Ayuntamiento decidiese romper relaciones que Cemabasa y recuperar la gestión de las instalaciones. Sin bien es cierto que en un principio se barajaron tres opciones para llevar las riendas en el futuro del Cementerio -encomienda pública, semipública o privada-, a día de hoy sigue estando al mando el Ayuntamiento, aunque para los servicios propios que requiere dicho equipamiento cuenta con la prestación una empresa especializada en el sector como es Memora, eso sí, todo bajo la supervisión de un funcionario municipal.
Servicio completo
Dando un giro de tuerca más, el responsable del área, Alfonso González Nantes, aseguraba a INFORMACIÓN que la intención del Gobierno municipal es que San Fernando cuente con una prestación de servicios funerarios íntrega. Hasta el momento la ciudad tiene su propio cementerio garantizado al menos por una década y también el tanatorio que abrió sus puertas hace unos pocos años en el polígono industrial de Fadricas. Sin embargo, falta una tercera pata y que es la puesta en marcha de un crematorio, algo de lo que en estos momentos adolece La Isla.
Y he aquí donde está el qui de la cuestión, puesto que según la Ordenanza Municipal reguladora de Cementerios, la construcción de un honor crematorio sólo es posible en el interior del Camposanto isleño. Cabe recodar que el tanatorio de Fadricas contaba entre sus equipamientos con el horno, pero una vez que lo tenía inclusive instalado tuvo que retirarlo puesto que, según González Nantes, en el proyecto original no aparecía recogido. Este hecho provocó que la empresa privada que se encarga de la gestión del tanatorio haya incluso acudido a los tribunales reclamando que se vuelva a poner el crematorio.
El edil del PP tiene muy claro que la única opción que existe en estos momentos de construir un horno crematorio fuera del Cementerio es cambiando la Ordenanza reguladora. Además, se trata de una opción que podría servir como moneda de cambio para la ejecución de diversos proyectos en el interior del propio camposanto isleño.
Es decir, Alfonso González Nantes preve que en el futuro, y siempre con el cambio de Ordenanza Municipal por delante, pueda llegar alguna que otra empresa del sector funerario que tenga la intención de hacer un nuevo tanatorio y que en el proyecto se contemplase un horno para la incineración. Pues bien, dicha concesión podría ser una realidad, siempre desde el punto de vista de las suposiciones, a cambio de que dicha empresa lleve a cabo mejoras en el Cementerio Municipal como podrían ser la renovación de manzanas, construcción de nichos o la puesta en valor de osarios y ceniceros.
Cemento para largo
Por último, el concejal popular se mostraba bastante satisfecho de todos los pasos que se han ido dando durante los dos últimos años y medio en las instalaciones municipales, llegando a señalar a modo muy significativo que “ahora mismo contamos con cemento para dar y vender en el Cementerio Municipal, algo que hasta hace poco parecía imposible. De todas formas, nuestra intención es seguir trabajando para que se quede abierto toda la vida”.
Eso sí, todo va a depender del dinero que el Ayuntamiento se quiera gastar en la recuperación de un espacio que forma parte del patrimonio histórico isleño. Y es que la última actuación que se ha ejecutado con la construcción de los 420 nuevos osarios y los 28 ceniceros salieron del Fondo Estatal de Inversión Local y que supuso un desembolso económico que alcanzó los 113.000 euros, finalizando los mismos el pasado mes de junio.
Terminado en 1810
La web municipal recoge que San Fernando ha experimentado a lo largo de su historia una evolución en la existencia de diferentes lugares de enterramientos; desde que en los principios de la ciudad los enterramientos se producían en las iglesias, imperando un mal entendido status social, puesto que los más pudientes económicamente elegían sus lugares en donde reposar eternamente en sus panteones familiares al pie de los mejores altares, y a los no pudientes o pobres se les enterraban en los lugares de las iglesias llamados cementerios, que era el nombre originario y destinado al enterramiento de este status social.
El paso de estos cementerios parroquiales a los conocidos contemporáneamente, tiene una fecha clave en la historia de la ciudad: el 3 de Abril de 1787, fecha de la creación de la Real Cédula por el cual desde ese día se prohibían los enterramientos en las iglesias y lugares céntricos de la ciudad por razones, aludidas en aquellos entonces, de carácter sanitario.
De entre todas las iglesias de la ciudad, además de las del Carmen, San Francisco..., era la iglesia Mayor Parroquial la que mayor número de enterramientos soportaba. La epidemia surgida en Cádiz de Fiebre Amarilla en 1800 promovió el aceleramiento y la necesidad aún más imperiosa de la creación de un cementerio más acorde con las necesidades y los acontecimientos de la época. De esta forma se crea y utiliza durante algún tiempo el del Pedroso, mientras se empezaban a hacer estudios y negociaciones con los diferentes Cabildos Municipales para la adquisición de terrenos en la zona llamada Casa Alta y se encargaba al aparejador Tomás Castrelo los estudios de esos terrenos.
En 1804 y ante la eliminación de los anteriores cementerios, se inician conversaciones con Clara de Madariaga, propietaria de terrenos en la zona de Casa Alta y se encarga al arquitecto Torcuato Benjumeda el proyecto y la dirección de las obras del nuevo cementerio en esa zona. Las obras se comenzaban en febrero de 1804 después de muchas vicisitudes y problemas, pero tras epidemias y más problemas se vallaron las obras y se puso de nuevo en uso el antiguo cementerio de el Pedroso. Tras distintas paralizaciones de las obras por problemas presupuestarios, el arquitecto las dio por terminadas en 1810.
Muchas actuaciones posteriores de reparaciones y hasta intentos de la creación de otro cementerio en el camino antiguo de la Carraca que no fructificaron, hicieron que otros maestros albañiles como Fernando García, presupuestos de Pedro Quintana, la participación de arquitectos como Manuel García Álamo en 1856 y Juan de la Vega en 1882, y con ellos las sucesivas modificaciones y reparaciones que se han realizado hasta la actualidad, hicieron posible lo que hoy por hoy se conoce como Cementerio Municipal isleño.
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