Teresa Benedito es médico de familia en una zona peculiar porque, como ella dice, "es como si cogieras un trocito de África y lo llevaras a un espacio pequeño como puede ser la zona de poniente de Almería", en concreto el municipio de Las Norias (El Ejido), con el 60 % de la población inmigrante.
Lleva dos años ejerciendo allí, tal y como cuenta en el XXVI Congreso Nacional de Medicina General y de Familia, que se celebra en Santiago de Compostela, en el que habla con pasión de su labor y donde reclama la figura del mediador para sortear la barrera del idioma en la primera consulta médica de un inmigrante.
"Cuando escucháis en las noticias 'desembarca una patera procedente del mar de Alborán', acordaros de nosotros porque esos vienen a mi consulta y a los de mis compañeros porque trabajamos en esa zona", dice Teresa, quien recuerda que ahora las pateras "son continuas por el buen tiempo".
Sus pacientes son personas que acaban de llegar al país y la mayoría no habla el idioma, con lo que los médicos del centro de salud, cuando acuden por primera vez, les piden que vayan acompañados, porque Teresa defiende que "tiene que haber una relación directa para saber lo que le ocurre".
En cualquier caso, si no va acompañado, Teresa lo soluciona pronto: "mi sala de espera está llena de población inmigrante que habla el idioma y entonces si viene solo le digo ¡vete a la sala, busca a alguien y vuelves!. Y así hacemos una historia clínica básica", explica.
En general, según la doctora, "son listos" porque siempre tienen algún amigo, familiar o una ong que les ayudan a hacerse entender, y además "por supervivencia" aprenden pronto el idioma.
Los mensajes que se deben dar a estos pacientes en consulta tienen que ser "claros, cortos y concisos", como ha aprendido Teresa, quien al principio de llegar a Las Norias daba muchas explicaciones y al final -admite- "no se enteraban de nada".
"Ahora mis mensajes son 'Duele espalda, toma pastilla', y al final cuando van a aprendiendo y se van soltando con el idioma establecemos una relación médico paciente que a mi como médico de familia me gratifica mucho", comenta.
Son pacientes que están generalmente en buenas condiciones porque son jóvenes y a los que en la primera consulta les piden una analítica adaptada a su perfil, con un cribado más importante de determinadas enfermedades para hacerles la historia clínica.
Hay que desmitificar, según Benedito, que el paciente inmigrante sea portador de enfermedades graves y contagiosas.
Y hay que respetar sus valores y creencias, como el Ramadán, que comenzó el 4 de mayo y dura un mes. "Hay que adaptar los tratamientos" o en algunas situaciones recordarles que el Corán dice que las personas enfermas están excluidas de hacer el Ramadán.
Teresa lleva dos años en esta consulta y pidió estar con esta población, con la que ha establecido una relación muy buena, porque es lo que pasa "cuando al inmigrante le tratas de igual a igual y no le juzgas ni por su religión, ni por su color de piel. Ellos agradecen mucho que una persona se preocupe por su salud", concluye.