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Almería

Acusado de matar a su esposa y jefe: "Tenía que haberme matado yo"

Autor confeso de la muerte a disparos de escopeta de caza a su esposa y del jefe de ella en mayo de 2015 en Sorbas y Níjar

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  • Silencio. -

Diego G.C., el hombre de 52 años autor confeso de la muerte a disparos de escopeta de caza a su esposa y del jefe de ella en mayo de 2015 en Sorbas y Níjar (Almería), ha asegurado este lunes ante un jurado popular que el día que cometió el doble crimen su intención era "quitarse la vida", y ha afirmado que "sabía" que las dos víctimas tenían una "relación" porque ambos se lo "dijeron".

"Antes que a ellos, me tenía que haber quitado la vida yo", ha respondido a preguntas del fiscal el procesado, quien se enfrenta a penas que suman 36 años de prisión por dos delitos de asesinato, a lo que hay que sumar otros 20 meses de cárcel por dos presuntos delitos de malos tratos que ha negado en sala.

Diego G.C. ha relatado que, tras 28 años de matrimonio "que mejor no podía ser" y tres meses antes de los crímenes, su esposa y él decidieron cesar la relación sentimental de "mutuo acuerdo" aunque, más avanzado el interrogatorio, sí ha admitido que fue ella quien le dijo "que no estaba a gusto" y que él "le daba mala vida".

Ha indicado que ambos vivían bajo el mismo techo en el domicilio familiar pero que él "dormía en el sofá" y, a preguntas del Ministerio Público, ha remarcado que él "no pensaba, sino que sabía que ella estaba con el jefe" del semillero en el que trabajaba desde hacía casi dos décadas. "Le daba dinero de más, si le faltaban días para cobrar el paro, se los ponía. Yo ya estaba viendo muchas cosas", ha dicho.

Ha reconocido que días antes de los supuestos asesinatos --su defensa sostiene que actuó tras una discusión y "obcecado" por los celos para sostener que fueron homicidios-- su hijo menor le quitó las llaves del armero donde, en casa, guardaba las escopetas con las que se dedicaba a la caza pero los ha desvinculado de los dos episodios de malos tratos que han relatado a lo largo de la instrucción de la causa sus hijos.

"Mi hijo menor me quitó la llave del armero porque quería quitarme la vida, me la quitó porque decía que yo estaba loco", ha trasladado Diego G.C., quien ha negado, en primer lugar, y luego ha dicho no recordar haber dado una bofetada a su esposa y ha rechazado que intentase forzarla a mantener relaciones sexuales. "Eso lo dijo mi hijo menor porque había discutido con él", ha apuntado.

Según su versión ante tribunal de jurado, que se celebrará en la Audiencia Provincial de Almería hasta el viernes si bien esta previsto que se entregue el objeto de veredicto el día 26, acudió al cortijo en un paraje rural donde su esposa estaba cuidando a su madre enferma de Alzheimer para "regar unas patatas y unos olivos y para recoger unas perdices".

Para explicar que llevase consigo dos escopetas en la furgoneta en la que se desplazó, ha reiterado que su intención era la de "quitarse la vida" y ha aludido a que mantuvo una discusión con la víctima. "Me dijo que mientras que no estuviéramos separados, no me podía llevar nada de allí y me dijo que si lo quería saber, me lo iba a decir; que estaba con él desde hacía mucho tiempo", ha afirmado.

A continuación, ha relatado que ella supuestamente le dijo que para "quitarse la vida él le diese un tiro a ella" y que fue a la furgoneta, cogió el arma y disparó. "Yo no pasé de la puerta de la cochera, estaba a tres metros, no es cierto que le diera un tiro a bocajarro en la cabeza. Disparé y me fui. No me di cuenta de lo que le pasó a ella, no comprobé nada. Y cerré la puerta, no sé por qué", ha añadido.

A preguntas del fiscal, ha señalado que, tras el primer crimen, estuvo "parado en la autovía porque quería irme a mi casa y quitarme la vida" pero que luego pensó que "tenía que hablar" con el jefe de ella para decirle "que me había buscado la ruina", así que lo llamó "para decirle que tenía que hablar con él".

"ME DIJO CORNUDO, COBARDE, DE TODO MENOS BONICO"

Una vez en Níjar, que dista de Sorbas unos 25 kilómetros, y según su relato de los hechos, se encaró con él escopeta en mano. "Me dijo cornudo, cobarde, de todo menos bonico y le disparé", ha asegurado para concluir diciendo estar "arrepentido".
"Me tenía que haber quitado la vida sí, mi vida ha acabado y antes que a ellos me tenía que haber quitado la vida yo", ha repetido.

La Fiscalía sostiene en su escrito de calificación provisional que el procesado se dirigió la mañana del 3 de mayo de 2015 desde su casa de Campohermoso, en Níjar, en busca de su esposa y que lo hizo en su vehículo portando dos escopetas de caza de su propiedad "con el firme propósito de acabar con su vida" ya que sabía que se hallaba "aislada" en casa de su madre, ubicada en el paraje rural del Barranco de los Lobos, en Sorbas (Almería).

Una vez en la vivienda, donde la mujer cuidaba de su madre enferma de Alzheimer y de un hermano también muy enfermo en el cortijo "ubicado en esa zona solitaria", aprovechando que la víctima era "más vulnerable frente a sus intenciones", Diego G.G. "efectuó dos disparos" supuestamente de modo "sorpresivo" y "sin opción ninguna de defensa" contra la mujer, quien estaba "desarmada" y "sola".

La víctima falleció sobre las 10,45 horas debido al segundo disparo, que efectuó a una corta distancia sobre una zona vital de la víctima cuando esta ya había caído al suelo a consecuencia del primero de los tiros.

El acusado, "siguiendo con su plan", acudió con su vehículo hasta el semillero que el jefe de ella tenía en Níjar y por el que "había estado merodeando varias veces los días anteriores". Una vez allí, según el fiscal, "intencionadamente y de modo igualmente sorpresivo", acabó presuntamente de dos disparos con el hombre, que estaba "desarmado y en compañía de nadie".

El fiscal interesa que Diego G.C., quien se entregó en el cuartel de la Guardia Civil tras cometer los hechos, indemnice a sus dos hijos así como a los dos hijos del jefe de su mujer y a la esposa de este con un montante total de 600.000 euros y que se dicte una orden de alejamiento de 25 años sobre los allegados de las víctimas.

El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), personado en la causa como acusación particular, informó de que la víctima no había presentado ninguna denuncia contra él, y que tampoco existían antecedentes por malos tratos en el matrimonio.

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