Porque de flexionarse se trata, cuando del foro de Davos se habla, y no es una flexión cualquiera, ya que hay que realizar una inclinación del torso hasta dejar la popa al aire, para en esa posición de espera “tomar conciencia”, reflexionar acerca de lo que el futuro inmediato depara. No es que la flexión sea una técnica o postura especialmente adecuada para reflexionar pero, si no se puede hacer otra cosa que resignarse a lo que venga, bien se puede utilizar ese tiempo de espera para al menos conocer por qué ocurrirán los sucesos que marcarán nuestras vidas.
Antaño al menos e cuidaban las formas en las grandes citas internacionales donde las “potencias” dibujaban los mapas del mundo dominado. Acudían los ministros plenipotenciarios de las casas reales o de las poderosas repúblicas. Ningún “mindungi” era invitado, ningún gurú de las finanzas, de las cripto-monedas, de los mercados financieros, del FMI, del Banco Mundial. Menos aún aparecían por allí magnates de la industria de ningún tipo, banqueros, o propietarios de monopolios u oligopolios… Porque el mensaje “institucional” que estas “cumbres” enviaban a los pueblos enmascaraba los verdaderos intereses que se jugaban en las mesas negociadoras.
¿Qué está ocurriendo en Davos? En esa pequeña localidad Suiza, desde hace años, se dan cita “personalidades” de todo tipo, además de gobernantes de las principales potencias para, al menos eso dicen, compartir información, invitando a celebridades del mundo del conocimiento, de los negocios, para que aporten sus reflexiones sobre el presente y sobre todo, y más importante aún, sobre el futuro. El gran valor de la prospectiva se hace evidente en esos encuentros anuales al más alto nivel.
En este último foro se ha desarrollado un lenguaje muy particular. La semiótica otrora valorada como arma política por Umberto Eco, (‘Tratado de semiótica’ o ‘La estructura ausente’) ha llegado al zenit de su uso, para lanzar mensajes cuidadosamente elaborados a los pueblos del mundo, para que asuman las nuevas claves ideológicas que permitan el mayor y más radical cambio de paradigma en las formas del vida del planeta. Algo muy gordo se está cociendo y pretenden dejar claro que el coste medioambiental, energético, vital lo pagarán con creces los de siempre: Los pueblos de la Tierra.
En su presentación se anuncia como: “una movilización pionera de líderes mundiales para dar forma a los principios, políticas y alianzas necesarias en este nuevo contexto desafiante tras la crisis del COVID”. Sin embargo todo este despliegue de textos y contextos, permiten condicionar políticamente el “crear y transmitir sentidos y significados mientras nos comunicamos”. La semiótica, ciencia que ha tenido una indudable repercusión en las ciencias sociales, ayuda a comprender la comunicación y condicionar políticamente las relaciones humanas. Por ejemplo la denominación del Foro de Davos, forma parte de una estrategia para enmascarar el verdadero significado de la fundación que lo dirige el FEM, el Foro Económico Mundial, que ahora ha formulado como objetivo el “que los líderes de todos los ámbitos de la vida trabajen juntos virtualmente para un futuro más inclusivo, cohesivo y sostenible lo antes posible en 2021” ¿es esto posible en un sistema capitalista cuya esencia es la competitividad? De hecho esta palabra la ha utilizado hasta la extenuación ese mismo Foro de Davos. Desde 1976 los Equipos de Pensamiento Estratégico del Foro se han centrado en la elaboración de estudios en los ámbitos de la competitividad, de los riesgos globales y la planificación de situaciones. El Competitiveness Team ha producido informes económicos anuales sobre aspectos como: el Informe Global de Competitividad (1979) de los países y sus economías, o el Informe Global sobre Tecnología de la Información (2001) que pretendía evaluar la competitividad según la disponibilidad de esas tecnologías, o el Informe de la Brecha Global de Género (2005) explicitando ámbitos críticos de desigualdad entre hombres y mujeres, o el Informe Global de Riesgos (2006) evalúa los mismos para orientar las grandes inversiones, o la Competitividad para Viajes y Turismo (2007)…
Antes el concepto “competitividad”, ahora “inclusión, cohesión y sostenibilidad”, aunque el marco global competitivo persiste conformando la esencia del sistema global económico mundial caracterizado por: guerras arancelarias, de patentes, monopolios de recursos estratégicos, carreras armamentísticas y de control del espacio con fines bélicos… Auténticas contorsiones ya que quienes van a Davos son los “lideres” de estas “guerras” pretendiendo lanzar mensajes políticamente correctos, de unidad, cooperación, inclusión, sostenibilidad… a los pueblos de la Tierra, mientras las más despiadadas contiendas se libran a costa de esos mismos pueblos. Para muestra el COVID citado por el Foro este 2021 y los millones de muertos que está generado y suma y sigue.
Fdo Rafael Fenoy Rico