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sociedad

La madre de las niñas de Tenerife pide a su expareja no alargar la tortura

"Ambas nos quieren y necesitan, Tomy, a los dos", señala Beatriz, que le reitera que esto va más allá de lo que haya pasado entre ellos

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  • Tomás Antonio Giméno y sus hijas Anna y Olivia. -

Beatriz Z., la madre de las Anna y Olivia, las niñas desaparecidas en Tenerife junto a su padre el pasado 27 de abril, ha pedido a su expareja, Tomás Antonio G.C., que regrese con las niñas, porque ambas "nos quieren y nos necesitan a los dos". También le requiere para que no alargue "esta tortura".

En una carta dirigida a Tomás, Beatriz le expresa que piense "con el corazón y no con la mente" y precisa que, aunque "lo nuestro no funcionó por diversas razones", eso no significa "que nos tengamos que hacer tanto daño".

"Solo sé que tenemos un gran amor en común: nuestras hijas", prosigue Beatriz, que le asegura a su expareja: "Sé que las quieres más que a ti mismo. Sé que jamás les harías daño, he defendido eso siempre y nunca lo he puesto en duda".

Insiste en que Olivia y Anna son "lo más bonito que nos ha pasado y siempre estaremos unidos por ellas", y señala que, si quiere lo mejor para sus hijas, "necesitarán a su padre y a su madre".

"Ambas nos quieren y necesitan, Tomy, a los dos", señala Beatriz, que le reitera que esto va más allá de lo que haya pasado entre ellos.

"Míralas, tú que puedes... Acarícialas, bríndales el amor que siempre vieron en ti, no les falles, sé que lucharás por darles la mejor vida al igual que yo. Pero no les arrebates ese derecho que tienen de disfrutar del amor de una madre", añade Beatriz.

"No te mires a ti, que no me mires a mí, que las mires a ellas", le ruega y precisa que nadie ocupará su lugar de padre pero "nadie podrá ocupar" su "lugar de madre".

"Ni yo tengo derecho a quitarte el enorme placer de tenerlas a tu lado, ni tú quitarme ese derecho y deber que tengo como madre con ellas", añade Beatriz, que reclama a Tomás que regrese con las niñas.

Beatriz indica que lo peor que puede pasarle a un hijo es que lo alejen involuntariamente del amor de sus padres y le insta a mirar al mundo no desde una visión de adulto sino desde "desde su mundo de niñas pequeñas y frágiles, confundidas y tristes".

"Queríamos darles la mejor vida, la que las haga más felices, con ambos cerca de ellas siempre", afirma Beatriz, que le pide a Tomás que se pregunte qué es lo que las niñas más necesitan ahora mismo.

"Sabes la respuesta", agrega la madre.

"No alargues la tortura, todos estamos sufriendo. Sé que no quieres eso. Sé que en el fondo deseas volverlas a ver felices con su entorno, su hogar, su familia, amiguitas del cole, sus perros, juguetes", dice en su carta Beatriz, que indica que aún se está a tiempo de reparar los daños "y no marcarlas de por vida. Sabes que es un egoísmo hacia ellas quitarlas de su madre".

Beatriz le pide a Tomás que no alargue más esta situación y afirma que no puede creer que "te haga feliz hacerles daño y separarlas de mí. Y si tú eres un infeliz, ellas no podrán crecer felices tampoco. No se lo merecen. Son unas niñitas inocentes con toda una vida por delante".

"Espero alguna señal de tu parte como respuesta, tú sabes cómo contactarme", concluye Beatriz en su carta. 

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