Mientras en la costa atlántica, miles de personas se congregaban este sábado en las calles de Washington, en la otra punta de Estados Unidos, los manifestantes llegaron literalmente al océano Pacífico y colapsaron el icónico puente del Golden Gate en San Francisco.
La marcha de hoy en la ciudad californiana fue distinta a las que se han venido sucediendo en toda la zona en los últimos días para denunciar la brutalidad policial y pedir justicia racial después de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un agente de Policía blanco en Mineápolis (Minesota).
UNA FILA PARA CRUZAR EL PUENTE
El cambio no ha sido sólo de escenario, sino que también se ha visto afectada la logística, puesto que para cruzar el puente se tuvo que formar una kilométrica fila mucho más estrecha de lo habitual y que avanzaba a marcha muy lenta, con miles de personas aguardando pacientemente su turno para poder acceder a la gigantesca infraestructura.
La Policía no cortó los carriles de circulación de vehículos, de manera que los manifestantes tuvieron que avanzar por la sección destinada a los viandantes, de apenas unos tres metros de ancho, para trasladarse desde San Francisco hasta el condado de Marin, al otro lado del estrecho.
"Este área, con el puente y la bahía, es un símbolo del pensamiento progresista y del ir siempre hacia adelante propio de San Francisco. De todas las protestas a las que he ido esta semana, esta es para mí la más bonita", dijo a Efe Avicia Rodgers, trabajadora de una ONG y vecina de las inmediaciones del puente.
PROTESTA ENTRE TRÁFICO, VIENTO Y VISTAS
El particular escenario también dejó imágenes curiosas, como la de una mujer negra de edad avanzada que, apoyada sobre la barrera que separa la sección para viandantes de la de los coches, sujetaba un cartel con el lema "Estamos cansados de esta mierda" y dedicaba un corte de mangas a los automovilistas.
A su lado circulaba un río incesante de manifestantes que forcejaban contra el intenso viento para evitar que este se llevase sus carteles de "Black Lives Matter" y "All Cops Are Bastards", a la par que trataban de sacar fotografías con sus móviles de las imponentes vistas de la bahía y de San Francisco a su derecha.
Entre la aglomeración se abría un pequeño claro: el que cortesmente dejaban los asistentes para permitir el paso a Linda Ellis, una profesora emérita de la Universidad estatal de San Francisco que avanzaba en silla de ruedas empujada por su marido.
"Necesitamos que más afroamericanos estudien Derecho porque sólo estudiando Derecho y cambiando las leyes lograremos un cambio real. Espero que esto sea algo que yo pueda llegar a ver", dijo a Efe la profesora, de pelo ya canoso y que lucía una camiseta de Star Trek.
LOS APARCAMIENTOS, CERRADOS
Llegar al puente no fue tarea fácil, puesto que además de tener el acceso en medio de un parque natural, la mayoría de aparcamientos a su alrededor permanecen cerrados a causa del decreto de confinamiento y las órdenes de distanciamiento social que siguen en vigor en San Francisco por la pandemia de COVID-19.
Así, muchos de los asistentes decidieron por aprovechar la ocasión para hacer un poco de ejercicio y realizar una excursión de varios kilómetros por el parque del Presidio hasta llegar al puente, que, inaugurado en 1937 y de estilo "art déco", es sin duda el lugar más reconocible de San Francisco en todo el mundo.
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Las protestas toman el Golden Gate y mojan una manga en cada océano
Para denunciar la brutalidad policial y pedir justicia racial después de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un agente de Policía blanco
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