La comparsa de Dos Hermanas se presenta en el Falla ataviada con un tipo de vendedor ambulante que crea necesidades en los consumidores, o eso dicen en la presentación.
En el primer pasodoble se ponen en la piel de un enfermo terminal que pide clemencia y la eutanasia para dejar de sufrir. Una letra trágica aplaudida por el numeroso público de Sevilla presente en el Gran Teatro Falla. La segunda letra va dedicada a la situación política actual del país, recordando los tiempos de la dictadura y comparándolos con los de hoy en día.
En la tanda de cuplés (floja, por cierto), hablan de su hijo, que no se parece al padre, sino a Modric; y de la mili, que podría volver para la generación de los ni-nis.
Un popurrí que se hace excesivamente largo pone el punto y final a una actuación aceptable de una comparsa que, eso sí, sufre algún problema de afinación durante la interpretación de su repertorio.