Las primeras aventuras de Rubén Gómez Gutiérrez en Estados Unidos comenzaron en el año 2001, de viaje con su familia. Su pasión por el baloncesto le devolvería al mismo país en 2007 y 2008 para participar, junto a un grupo de amigos, en campamentos de baloncesto.
Una beca de la Fundación Lágrimas y Favores le dio la oportunidad de estudiar tercero de Biología en la Universidad de Georgia State en Atlanta. Tan encantado quedó con la experiencia que un año más tarde trasladó sus estudios a la Universidad de Utah, siempre con el apoyo de su familia, “sobre todo de mi madre y mi abuela”, reconoce.
La ciudad de Houston (Texas) es ahora mismo su hogar. El presente de la investigación sobre la enfermedad de Alzheimer pasa por las manos de este joven torremolinense.
¿Cómo consigues entrar en el equipo de investigación de Alzheimer en el Texas Medical Center?
–Una vez estaba terminando mi Máster en la Universidad de Málaga, mientras trabajaba en el laboratorio de la doctora Antonia Gutiérrez, el más prestigioso de investigación en Enfermedad de Alzheimer en Málaga, estaba buscando un laboratorio donde hacer mi doctorado y comencé a echar el currículum en muchos laboratorios.
Tuve la posibilidad de irme a Australia o Alemania y cuando estaba a punto de irme a Alemania, la doctora Inés Moreno, que conocía mi interés por irme a Estados Unidos, contactó conmigo y me dijo que se había abierto un puesto de trabajo en su laboratorio (el del Dr. Claudio Soto) para trabajar con el Dr. Rodrigo Morales y hacer la tesis bajo su tutela. Como conocía los trabajos previos de este laboratorio y me gustaba mucho, decidí venirme a Houston para hacer el doctorado.
¿En qué se centra tu trabajo?
–Mi investigación se centra en la enfermedad de Alzheimer y, actualmente, estoy trabajando en dos grandes proyectos para mi Tesis doctoral: la investigación sobre una posible relación entre la flora intestinal y esta enfermedad, así como la posibilidad de que las proteínas amiloides que se agregan normalmente en los pacientes puedan ser distintas entre unos y otros, lo que explicaría por qué algunas personas tienen grandes cantidades de estas proteínas y nunca presentan síntomas de la enfermedad.
Hay días que estoy analizando muestras de cerebros por técnicas moleculares, días que analizo esas mismas muestras al microscopio, días que hago ensayos in vitro (Cultivos celulares, ensayos de agregación de proteínas, etc.) los cuales son muy útiles para así evitar el uso de animales, días que estoy inyectando animales y días que estoy haciendo análisis de comportamiento a estos animales. Otros días simplemente estoy en el ordenador analizando estadísticamente todos los datos obtenidos en todos nuestros análisis y haciendo gráficas y figuras para usar después en las publicaciones de nuestros resultados.
También durante la semana tengo varias reuniones con el Dr. Rodrigo Morales para así analizar resultados y poner prioridades a nuestros experimentos y todos los viernes tenemos lab meeting del Mitchell Center, donde dos personas del grupo del Dr. Claudio Soto presentan sus resultados más recientes y los demás damos feedback para mejorar en lo que sea posible los proyectos de investigación que estamos realizando.
El ambiente es increíble, lo que ayuda a colaborar con otros grupos, que trabajan con otras técnicas, con médicos y también poder acudir a muchas charlas para aprender de otros investigadores.
¿Crees que esta misma oportunidad la podrías haber tenido en algún centro español?
–La oportunidad de investigar quizás sí la habría podido tener en España, y de hecho la tuve, pero la oportunidad de poder hacerlo con recursos casi ilimitados nunca la habría tenido en España, el gobierno nunca ha tenido la I + D + i como una de sus prioridades. El día que España invierta el dinero que debería, un 3% del PIB, en ciencia pasaremos a ser una gran potencia y por supuesto muchísima que gente tendrá esta oportunidad en centros españoles. Es más, la gente está tan bien formada en España y hay españoles tan buenos en el extranjero, que estoy seguro de que el día que se invierta mucho dinero en ciencia, España será incluso mejor que algunas de estas potencias mundiales.
¿Hay muchas diferencias entre tu vida en España y Estados Unidos?
–Es totalmente distinta, lo único que no varía es en el trabajo. En Málaga, mi día a día consistía en estudiar o trabajar y después ir a entrenar al baloncesto. Los fines de semana salía a pasear por Málaga Centro o por La Carihuela con mi familia y amigos. En Houston todo está muy lejos, tienes que ir en coche a todas partes, y no hay la posibilidad de pasear por los alrededores del centro médico. Mi vida consiste en trabajar, estar en casa tranquilo y salir a cenar con mi pareja, ya que sitios para comer sí que no faltan. Gracias a ella, también comparto tiempo con su familia algo que ayuda a uno a sentirse como en casa, ya que es duro estar tan lejos de toda la familia.
Son muchos los jóvenes que tienen que emigrar debido a la escasez de oportunidades. ¿Se lo recomendarías a los demás?
–En mi caso, aprendo a diario con las charlas a las que asisto, he conocido a muchos investigadores de otros centros, lo cual te abre posibilidades para el futuro y sobre todo he crecido mucho a nivel personal y de independencia, algo que quizás quedándome en casa no habría conseguido. Por lo tanto, esta experiencia la recomiendo totalmente a cualquier persona, ya que te hace crecer y te abre las puertas a un futuro mejor.
¿Qué es lo que más echas de menos de Torremolinos?
–Mi familia, amigos, la playa y la comida. Siempre me ha gustado pasear por la Carihuela, comer pescaito, un helado y pasar tiempo junto a ellos.Compartir esos ratos con la familia se echa mucho de menos. También echo mucho de menos jugar al baloncesto a menudo y sobret odo ir a la Rosaleda a ver al Málaga C.F. A día de hoy sigo siendo abonado y cuando estoy en Málaga intento siempre ir a ver algún partido, aunque sea del filial.