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San Fernando

Al Gobierno le viene bien que le aprueben los presupuestos... o que no

El truco consiste en ensalzar las cuentas propuestas y demonizar a la oposición si vota en contra echándole encima a los colectivos subvencionados.

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  • Lanzará a los colectivos y asociaciones contra la oposición.
  • Si no hay presupuestos podría justificar el fracaso de muchos proyectos que no estarán terminados antes de mayo

Políticamente legítimo; legítimamente reprobable. Es la maniobra del equipo de gobierno de socialistas y andalucistas con los presupuestos municipales para 2018 que están llevando de asociación  a asociación, de colectivo a colectivo, con el mensaje de que si obligan a la oposición a apoyarlos tendrán partidas para las más diversas causas y si no, la oposición es la culpable de la debacle.    

No es nuevo y pocos son los partidos en el gobierno que se privan de utilizar tal artimaña cuando gobiernan en minoría. En vez de sentarse a negociar y ceder en lo que sea preciso, la maniobra consiste en sostener sus postulados aunque no consigan los apoyos necesarios.    

Una vez que ven difícil la aprobación comienza la segunda parte de la operación que no es otra que la que se está dando en estos momentos, presentar a todos los colectivos sociales y económicos las inversiones que están en peligro. No por falta de pericia propia a la hora de negociar, sino por intereses partidistas de los demás.    

El futuro de los presupuestos municipales de 2018 se conoceré en el Pleno que se convoque para su aprobación, pero el gobierno municipal sabe que ya ha ganado la batalla política en la que la banca siempre gana.    

Si se aprueban los presupuestos, conseguirán las inversiones que se están prometiendo, independientemente de que se ejecuten, habida cuenta de lo ocurrido en los tres años anteriores.    

Si no se aprueban las cuentas, señalarán con el dedo a la pérfida oposición a la que no han hecho concesiones. Una oposición que lo mismo que la banca siempre gana, el que apuesta siempre pierde. Los colectivos la culparán de no contar con inversiones para sus proyectos si no aprueban el presupuesto. Y si lo aprueban, el Gobierno municipal tendrá unos presupuestos con grandes inversiones para este año y para el que viene, porque los prorrogarán para 2019, año electoral.    

El resultado de este tipo de operaciones no suele ser una inmaculada gestión y todos contentos. Lo normal en años electorales es que el gobierno de turno, con presupuestos expansivos o no, gaste hasta el último céntimo antes del mes de mayo y sólo le quede el dinero para el gasto corriente.    

Si el gobierno que salga de las próximas elecciones es el mismo -socio más o menos- estará todo el resto del año sin invertir y tendrá dinero al año siguiente con los presupuestos expansivos aprobados en 2018, si se aprueban.    

Como quiera que lo que está demostrado es que en los dos años y medio primeros del mandato los únicos ladrillos que se mueven son los “administrativos” -en cristiano, que no se hace nada- habrá ahorrado para las siguientes elecciones.    

Si el gobierno es otro y ha aprobado los presupuestos de 2018 podrá actuar de la misma forma -o no- pero si no tiene presupuestos aprobados en 2016 tampoco les costará mucho mantenerse. Sea este gobierno u otro, hasta ahora las estadísticas dicen que no hará nada en los dos primeros años y se volcarán en los dos siguientes.    

Volviendo al principio, a la procesión del gobierno municipal por los distintos colectivos, el problema de los socialistas se arreglaría tanto si le aprueban los presupuestos como si no. Y es más, puede que hasta les venga mejor no aprobarlos.    

Los proyectos que se contemplan en los presupuestos municipales están demasiado atrasados administrativamente como para que Patricia Cavada pueda hacer muchas inauguraciones en la primavera de 2019. Es más, posiblemente ninguno de los grandes proyectos esté terminado y en marcha.    

Ni siquiera el Ayuntamiento, cuyas obras finalizan en septiembre y está pendiente del mobiliario, cuya licitación se hace esperar y no hay partida específica fijada para pagarlo. Siempre lo puede abrir con muebles del Ikea, pero no es lo mismo por muchas jornadas de puertas abiertas que se organicen. Mayo queda muy lejos.    

Los proyectos de la Edusi, con el verano encima, no son de seis u ocho meses, como no lo es el Museo Camarón y aquellos que formaban parte del programa electoral del PSOE, caso de la plaza del Rey, está pendiente de una convocatoria de fondos ITI. O sea, como muchos de los grandes proyectos todos dependientes de dinero externo.    

Al Gobierno local le quedará cumplir con las subvenciones a las asociaciones y colectivos y poco más. Eso sí, si tiene presupuestos aprobados será por su incapacidad de gestión. Si no, todo será culpa de la oposición que no le aprobó los presupuestos.  

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