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Provincia de Cádiz

La inmigración, en vías de alcanzar una cifra récord en 2018

El incremento de la llegada de marroquíes y el cierre del canal de Sicilia elevan las previsiones

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  • Inmigrantes rescatados esta semana cerca de Tarifa -
  • Hasta marzo ya han llegado a las costas de Cádiz 900 inmigrantes más que en el mismo periodo de 2017

Tras el temporal de lluvia y viento vivido durante todo el mes de marzo, la calma registrada, en especial, en aguas del Estrecho ha reactivado la llegada de inmigrantes a las costas de la provincia. Solo el martes, entre Salvamento Marítimo y las autoridades marroquíes lograron poner a salvo a casi 80 personas que viajaban en dos pateras. En cambio, el domingo, fue imposible llegar a tiempo. De los doce ocupantes de una embarcación econtraron únicamente con vida a uno de ellos.

El registro de cada uno de sus casos forma ya parte de la estadística de un año que va camino de alcanzar un nuevo récord en la llegada de inmigrantes a nuestras costas. De hecho, durante el primer trimestre del año ya han llegado 950 personas más que en el mismo periodo de 2017: de 1.950 se ha pasado a 2.850. El incremento también se ha dado en el número de embarcaciones, que ha pasado de 85 a 125. Y, por supuesto, también preocupa el número de fallecidos, que se eleva hasta el momento a 60 personas, después de que 2017 cerrara con 249 muertos en aguas del Estrecho, y dentro siempre de los casos que han podido ser cuantificados -en los últimos veinte años la cifra de fallecidos se eleva a unas seis mil personas-.

Más datos: el año pasado llegaron a las costas gaditanas unos 6.300 inmigrantes, cuatro veces más que el año anterior, pero es que, además, se incrementó en un 66% el número de menores que viajaba en las 450 embarcaciones que cruzaron desde la costa marroquí.

Son cifras, sí, pero tampoco conviene olvidar que detrás de cada una de ellas hay una historia, un drama, tal vez aliviado por el aliento de la ilusión aún presente entre los que logran el objetivo de llegar a puerto, pero todos presos de la misma incertidumbre. “El problema se ha normalizado, y no debería ser así”, lamentaba esta semana en el espacio A compás  de Ondaluz TV, Rafael Lara, coordinador de Solidaridad Internacional de la APDHA (Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía), quien culpa también al gobierno español y a la Unión Europea de actuar “insensibilizados” ante lo que considera el manifiesto “fracaso” de las políticas mantenidas desde hace 25 años.

 

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Lara tiene claro que “si la situación no mejora en origen, la gente querrá seguir emigrando”, para lo que su asociación sigue reclamando establecer vías seguras, de manera que no tengan que subirse a una patera para llegar a nuestro país o a cualquier otro, y establecer cupos con los consulados de los países emisores (Costa de Marfil, Sierra Leona, Níger...) para que puedan llegar regularmente, “lo que desactivaría el interés por la inmigración clandestina”. De hecho, considera que “si pudieran venir en ferrys, tampoco habría mafias”, aunque también considera que este término se ha sobredimensionado, en el sentido de que “la gente se busca la vida para cruzar. A veces lo hacen de forma autónoma, y otras recurren a las redes, pero no estamos hablando de mafias que se dedican al tráfico de personas con fines de explotación laboral o sexual. Los inmigrantes no son obligados por las mafias, como ocurre con el tráfico de personas”.

No obstante, y a un lado el medio o la forma de transporte, lo que hay que tener en cuenta en este momento son las causas que están provocando el incremento del número de personas que están llegando a nuestras costas desde comienzos de este año.

Según Rafael Lara, hay varios elementos que se deben tener en cuenta, incluido el hecho de que la presencia de embarcaciones en el Estrecho no se reducen ya a los meses de verano, sino que se producen a lo largo de todo el año, hasta el punto de que en 2017 el periodo punta de llegada de pateras tuvo lugar entre octubre y diciembre.

En cualquier caso, el representante de APDH considera dos cuestiones fundamentales: la primera de ellas, el incremento del número de marroquíes y magrebíes que cruzan las aguas. Solo el año pasado lo hicieron unos seis mil de entre los 28.500 llegados a las costas andaluzas, y en buena parte menores de edad, ya que “la juventud huye de la crisis que se está viviendo ahora mismo en Marruecos. Muchos de ellos vienen además de la misma zona, entre Tánger y Rabat, dedicada principalmente a la agricultura”.

La segunda cuestión tiene que ver con el cierre del canal de Sicilia, lo que ha provocado que “mucha gente se plantee no pasar por Libia y desviarse hasta la costa marroquí, a la que era ruta tradicional”. Es más, según las estimaciones de su organización, unas 500.000 personas podrían estar realizando ahora mismo esa ruta en busca de una salida del continente africano rumbo a Europa.

En ciertos aspectos se están reproduciendo constantes del pasado: “Hasta el año 2000 la mayoría de inmigrantes eran magrebíes, apenas había subsaharianos, y cruzaban en pateras de madera. Ahora vuelve a haber más magrebíes y se han recuperado también ese tipo de embarcaciones”, expone Lara.

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