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Huelva

Incorporan la biopsia líquida para pacientes con cáncer de pulmón

El Juan Ramón Jiménez de Huelva ha dado un importante salto cualitativo en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con cáncer de pulmón

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  • Profesionales Juan Ramón -

El Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva ha dado un importante salto cualitativo en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con cáncer de pulmón mediante la incorporación de una prueba denominada biopsia líquida.

Según ha informado la Junta de Andalucía en una nota, se trata de un estudio molecular de la sangre del paciente afectado que identifica las mutaciones biológicas del tumor de pulmón de cada paciente permitiendo, en consecuencia, seleccionar el tratamiento más beneficioso.

Gracias a los avances de los últimos años en biología molecular, cada vez se cuenta con más herramientas que ayudan a definir las características propias de cada tumor, abriéndose nuevas perspectivas en la selección de terapias oncológicas individualizadas.

Éste es el caso del cáncer de pulmón no microcítico (que supone en torno al 85 por ciento de todos los tumores pulmonares) para el que se dispone de una prueba que determina si la persona tiene o no alterado el gen EGFR y, en función del resultado de este parámetro, optar por el tratamiento más adecuado para el paciente.

El impulso de las Unidades de Anatomía Patológica y de Oncología del Hospital Juan Ramón Jiménez ha sido fundamental para incorporar en el centro hospitalario esta prueba diagnóstica del cáncer de pulmón, el tumor con mayor incidencia en el hombre y está asociado de manera mayoritaria al hábito tabáquico.

En 2016 fueron diagnosticados en este centro hospitalario un total de 187 pacientes. La biopsia líquida consiste en realizar una sencilla extracción de sangre de la persona afectada y analizar molecularmente una pequeña muestra de la misma. De este modo, se determina si el gen EGFR está o no mutado en el AND circulante. En función del resultado de este parámetro se selecciona la terapia más adecuada de manera individualizada.

Para el diagnóstico del cáncer de pulmón es preciso extraer una muestra del tejido pulmonar con la finalidad de analizarla microscópicamente y estudiar diferentes aspectos de la enfermedad, entre ellos, la alteración EGFR.

Para obtener esta biopsia de tejido se utilizan pruebas diagnósticas invasivas como son, principalmente, la broncoscopia y la punción pulmonar.La naturaleza de estas pruebas requiere administrar medicación para disminuir las molestias que pueden causar en los pacientes.

La broncoscopia se realiza por medio de un aparato (broncoscopio) dotado con un tubo de alrededor de medio centímetro de diámetro que se introduce a través de las fosas nasales o la boca y tiene una cámara de video en su extremo que permite ver con claridad el interior de las vías respiratorias en un monitor, así como recoger muestras.

Por su parte, la punción pulmonar requiere una pequeña incisión en la piel para introducir una aguja a través de la pared torácica y obtener una muestra del tejido tumoral. Estas punciones resultan especialmente agresivas para el paciente cuando las lesiones del tumor son bastante profundas.

Una vez realizado el estudio del tejido, en ocasiones, para poder determinar el estado de mutación EGFR es preciso repetir la prueba y, es en estos casos, en los que los beneficios aportados por la biopsia líquida han hecho que se introduzca como una potente herramienta diagnóstica alternativa a la tradicional biopsia de tejido, al resultar tan sencilla para el paciente como es un análisis de sangre.

Más aún si tenemos en cuenta que en algunas enfermedades, como sucede en el cáncer de pulmón, la prueba tradicional resulta complicada porque los pacientes no disponen de tejido suficiente, el que tienen está muy dañado por el avance de la enfermedad o porque son pacientes que al encontrarse muy debilitados o presentar otras comorbilidades resulta complicado someterlos a una nueva broncoscopia o punción. Otro campo de aplicación relevante de la biopsia líquida lo constituye el seguimiento de los pacientes.

Es decir, una vez que el enfermo ha sido diagnosticado, se va a poder hacer un seguimiento de la enfermedad basándonos en los resultados en sangre, no siendo necesario, en caso de recaída, nuevas pruebas diagnósticas agresivas para reorientar de nuevo el tratamiento. El paciente se beneficia de poder obtenerse los resultados mediante este análisis de sangre.

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