En este mismo periódico escribí una vez de Gallardo, que fue el último pregonero, y ahora hago lo mismo respecto del primero de la nueva era, de la era de Facebook. Porque no otra cosa que un pregonero es nuestro benemérito locutor Manolo Téllez.
Pero mientras Gallardo nos anunciaba desde el altavoz de su coche, con su voz rotunda, que la Unión Guadalete Arcense recibiría el domingo a las cuatro de la tarde a la poderosa escuadra del Cabecense C.F., Manolo Téllez no necesita altavoz ni coche propio, sino que en caracteres medidos nos anuncia a través de Facebook el último gatito perdido o la casi nevada de este mes de enero pasado.
La vocación de servir, de informar, de Manolo Téllez le viene de siempre. Lo recuerdo, en una remota caseta de feria de los años ochenta, retransmitiendo no sé qué concurso de sevillanas o algo así, poniendo su voz a todo lo importante, alegre, triste o chusco que pasaba en nuestro pueblo.
Ahora está más centrado en Facebook, y con gran profusión de fotografías o vídeos nos va explicando día a día cómo somos, porque la principal función de un informador no es exactamente la de contar cosas, sino la de ponernos delante el espejo de su micrófono o de su vídeocámara, para que se nos vea actuar, para que se nos vea ser.
A Manolo Téllez se le quiere mucho, pero también se le critica. Es normal: aquí al que se mueve lo muelen a palos. Al que nadie le ataca es al que no se menea, al que dice que sí a todo y se conforma con lo que le echen.
Total, que tenemos un gran pregonero nuevo, una voz que, oral o por escrito, nos va escribiendo en el cuaderno de las ondas o de la luz para que se sepa que existimos. Cuando todo esto termine, cuando nuestro siglo se vaya, quedará de nosotros, entre poemas, libros, fotografías, la voz inimitable de Manolo Téllez, su candoroso amor por la comunicación. O quedará, en los ordenadores de la memoria, su última entrada en Facebook comunicándonos lo que más importa en esta vida: que una niña ha encontrado a su perrito perdido o que en Las Abiertas ha nevado después de más de sesenta años.