La empresa pública Tragsa y el Obispado de Asidonia-Jerez firmaron este miércoles la conclusión de las obras que se han venido ejecutando en los últimos dos años y medio en la iglesia de Santiago, que fundamentalmente han permitido garantizar la estabilidad de uno de los edificios más valiosos del patrimonio histórico y artístico de la ciudad.
Estos trabajos han venido a remediar los problemas estructurales que padecía el templo prácticamente desde su construcción, y que de manera sistemática provocaban el colapso del edificio cada cincuenta años. El arquitecto que ha dirigido la rehabilitación, el prestigioso Emilio Yanes, garantizó ayer que con los trabajos que se han acometido en estos últimos años no cabe la posibilidad de que el edificio vuelva a padecer problemas estructurales en el futuro.
Ahora bien, Yanes aprovechó la oportunidad animar al Obispado de Asidonia-Jerez, como entidad propietaria del inmueble, a seguir trabajando de cara a la “puesta en valor” de sus fachadas, que tienen una belleza “imponente” y que constituyen un patrimonio “de un valor extremadamente alto”. El arquitecto incidió fundamentalmente en la fachada principal, en la que sobresale una iconografía cuya conservación es manifiestamente mejorable.
Antes de la reapertura oficial del templo -la primera misa se celebrará el sábado 23 de julio- está previsto que Emilio Yanes ofrezca una conferencia en el transcurso de la cual explicará con detalle los trabajos que se han acometido. En cualquier caso, y a modo de adelanto, el reconocido arquitecto recordó que la iglesia “padecía un cáncer gravísimo” que llevaba al colapso de sus estructuras “cada cincuenta años, sin fallar ni una sola vez”. Por tanto, “la belleza externa” del edificio “no tenía nada que ver con su inconsistencia interior”.
Se trataba de hecho de una obra “imposible” que se ha podido llevar a cabo gracias a un amplio equipo de profesionales, pero también a la “voluntad real” de proteger el templo del Obispado y a Tragsa, ya que “luchando contra los intereses de una empresa privada” tampoco hubiera sido inviable desarrollar este proyecto.
No en vano, Yanes expresó su confianza en que “el pueblo de Jerez reconozca el valor” del Obispado a la hora de embarcarse en la rehabilitación de este bien patrimonial, una de las obras de mayor envergadura de cuantas ha dirigido a lo largo de su dilatada trayectoria.
Sebastián García, delegado de Tragsa en Andalucía, consideró “fundamental” haber contado en la ejecución de este proyecto con “los mejores técnicos” posibles para acometer “un reto tremendamente complicado” consistente en evitar que la iglesia “colapsara” y a pesar de que han ido surgiendo “dificultades una detrás de otra”.
El obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, explicó por último que para cubrir el presupuesto final de las obras se necesita todavía un millón y medio de euros, “lo mismo que se ha conseguido hasta ahora”. De ahí que aprovechara la ocasión para solicitar aportaciones económicas de los jerezanos y de las empresas para poder afrontar la liquidación del presupuesto. La iluminación de la iglesia se inaugurará el viernes 22 de julio y el sábado 23 se celebrará ya la primera eucaristía.