Si algún cristiano tuviera que dibujar un cuadro sobre su religión, seguramente escogería el misterio de la Cofradía de la Piedad. Jesús Crucificado con la Madre a sus pies y el discípulo amado contemplando su agonía. Una imagen clásica acentuada con el magnífico grupo escultórico que posee esta cofradía.
Ante unos primeros días de Semana Santa inestables y con la experiencia de otros años, a la Hermandad de la Piedad le tocaba tomar nuevamente una dura decisión, ya que tanto quedarse en casa como hacer una salida acelerada con el paso de misterio que posee, es una difícil decisión. Finalmente, la junta de gobierno de la hermandad, ante las previsiones meteorológicas, decidió salir a la calle, para sobre las 19.30 horas decidir volver a su templo tras un chaparrón que cogió en la calle a todas las cofradías, excepto al Caído que estaba en la Catedral. Sobre las 20.15 horas reducía la altura del paso de misterio para entrar en la iglesia de Santiago.
Mañana de miradas al cielo en la plaza de San Antonio. Los cofrades de Columna buscaban la clemencia del tiempo mirando hacia la Alameda desde la calle Veedor. Buscaban un horizonte claro que les anunciara que los malos presagios de la aparición de lluvia se disipaban para el resto de la jornada.
Mientras tanto, entre mirada y mirada al cielo, tocaba mirar hacia dentro del templo para deleitarse con la bella estampa del Santísimo Cristo Atado a la Columna y la dulzura de la Virgen de las Lágrimas. Una cofradía con un sabor especial, de las que gusta volver a ver. Tras su entrada en Catedral y la llovizna, que arreció, la cofradía se mantuvo allí.
