Dicen que había un rey preocupado porque sus súbditos fueran mejores personas. Convocó a un ermitaño que vivía apartado y que no se movía por la riqueza ni los intereses mundanos para que lo iluminara sobre sus cuitas. El pobre ermitaño lo escuchó y procuró darle respuesta: “desde luego no lo conseguiréis con leyes, la gente debería cambiar de actitudes y reflexionar sobre la verdad de orden superior”. El monarca, sin embargo, concluyó que lo importante era conseguir que las gentes de su reino vivieran en la verdad y encontró como solución disuadir por la fuerza a los mentirosos, instalando un patíbulo para ajusticiar a los que faltaran a la verdad en su reino. El eremita, sintiéndose un poco responsable, se dirigió a la ciudad y siendo detenido por los soldados que interrogaban a todos los que entraban sobre sus intenciones, para cumplir las órdenes del soberano, les respondió de la siguiente manera: “vengo a que me ahorquen”. “No es cierto, arguyó el capitán”. “Pues si no lo es, miento y debéis hacerlo”. “Pero es que si lo hacemos te estaremos ahorcando por decir la verdad”. “Ahora usted sabe lo que es la verdad… ¡Su verdad!”.
En esta ratonera de verdades nos encontramos inmersos demasiadas veces. Encontrarse en posesión de la razón lleva a una prepotencia absurda y a escudarse en ella para no ceder ni un ápice. Cuando no es cierto, no existe una verdad única, sino distintos puntos de vista desde los que ver las cosas y afrontarlas. ¿Quiénes son los acertados y quiénes los que yerran? ¿Saber esto es más importante que preocuparse de quiénes pagarían las consecuencias de encastillarse en los principios y no en las realidades?
La pureza de los ideales no deja a algunos llegar a implicarse para que parte de lo que defienden se lleve a la práctica porque ha de ser todo o nada. Pues creo que más bien será nada. ¿Qué dicen las encuestas sobre lo que pasará si se repiten las elecciones? El PP perdería escaños en beneficio de Ciudadanos. El PSOE volvería a perder aún más de los que ha perdido en estas elecciones. Siguen sin reaccionar a la perplejidad de que sus votantes piensen que lo han hecho mal. En algún momento tendrán que despertary revisarse, porque ya van tarde. PODEMOS se quedaría con los mismos. ¿Les gustarán más estos resultados?
Jerez
La verdad… ¿es la verdad?
Encontrarse en posesión de la razón lleva a una prepotencia absurda y a escudarse en ella para no ceder ni un ápice
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