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Jaén

Juntos, unidos y orgullosos

El nuevo alcalde de Jaén, Francisco Javier Márquez, hace estallar la perversa rutina institucional del enfrentamiento cainita

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  • Javier Márquez, nuevo alcalde -

El siete es un número que está considerado como mágico. Lo sea o no, sí es cierto que ha regido todas las culturas desde que el hombre emprendió su camino social. Nuestros antepasados se dieron cuenta en la antigüedad de que la inmensa mayoría de las estrellas no cambiaban de posición las unas respecto a las otras a lo largo del año. Sin embargo, observaron siete cuerpos celestes que sí lo hacían. El Sol y la Luna y aquellos planetas que pueden verse a simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, y que los pueblos antiguos consideraban estrellas móviles. Estos siete astros, bautizados en honor a dioses romanos, les dieron a los días de la semana sus nombres en muchos idiomas: lunes (Luna), martes (Marte), miércoles (Mercurio), jueves (Júpiter) y viernes (Venus). En español, “sábado” procede del nombre de la fiesta hebrea “Sabbat” y “Domingo” de la palabra latina “Dominus” (el Señor). Sin embargo, en idiomas como el inglés, se mantienen los nombres originales de estos dos días: Saturday de Saturno (Saturn) y Sunday de “Sun”,  “Sol”.


Ayer, Francisco Javier Márquez se convirtió en el séptimo alcalde de Jaén en la Democracia. En su discurso de investidura dijo que el protagonista no era él, sino todos aquellos que lo acompañaban, cuya presencia convirtió el acto en histórico para la ciudad y tal vez mágico, porque por primera vez en la investidura de un alcalde del Partido Popular, coincidían en la bancada del Salón de Plenos, el presidente  de la Diputación Provincial, Francisco Reyes, la delegada del Gobierno andaluz, Ana Cobo; y el subdelegado del Gobierno de España, Juan Lillo; amén de cuatro alcaldes, José María de la Torre (habitual en las tomas de posesión), Alfonso Sánchez, Miguel Sánchez de Alcázar y José Enrique Fernández de Moya, que, fiel a su estilo, no dudó en politizar el acto sentando en primera fila al líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla y al diputado Gabino Puche, relegando a Juan Lillo y Ana Cobo a la segunda fila.


Sin embargo, el discurso del ya alcalde Francisco Javier Márquez, sin papeles, con el corazón bien dirigido por su cabeza, puso a cada uno en su sitio, que no fue otro que el de la humildad y el del compromiso, sin excusas fatuas, por Jaén. Márquez inició su alocución recordando las reuniones que su padre mantenía con otros colegas, profesores entonces de la Escuela Universitaria, cada uno de un signo político, y evocando el espíritu cordial que presidía esas veladas. Ésa es la impronta que dejó el nuevo alcalde en el acto de ayer: un Ayuntamiento que recupera el carácter etimológico de la palabra, junto. Porque como bien advirtió Márquez, son más las cosas que unen a los políticos representados en las administraciones de la provincia, que las que los separan, que no son otras que el bienestar de Jaén.


Por tanto, no es que ayer comenzara un tiempo nuevo para la ciudad. Lo que esperamos es que ayer finalizara el tiempo muerto, el ‘pause’ impuesto por el estilo instrumentalista de hacer política del anterior alcalde al servicio de los intereses de sus siglas, del que también participan en muchas ocasiones otras administraciones, pero que nunca se había llevado a tan altos extremos. Debería comenzar, por tanto, el tiempo de Jaén, que debe ser escrito por los propios jienenses, por todos aquellos, que como dijo el nuevo alcalde, se sienten orgullosos de serlo, desterrando de una vez por todas la apatía.


Jaén precisa, de forma urgente, un nuevo modo de afrontar la política y de dar respuesta a problemas ya endémicos como es el estado del conjunto histórico y la creación de empleo. Por ello debe ser bienvenido el anuncio de Márquez de crear dos nuevas áreas en el Ayuntamiento de Jaén, una específica para el casco antiguo y otra para las zonas productivas, como es el caso del Polígono de los Olivares y el parque empresarial ‘Nuevo Jaén’. Su potenciación servirán no solo para crear empleo en una ciudad que soporta desde hace ocho años más de 12.000 parados, sino para atraer nuevas inversiones a la capital, porque debe ser Jaén la capital y el motor de una provincia que debe encontrar en ella el contrapeso a la pérdida de población del medio rural.
Quiere el nuevo alcalde, el séptimo de la Democracia, el artífice del nuevo Plan General de Ordenación Urbanística, que Jaén saque pecho y se sienta orgullosa de su historia, de hitos que han contribuido, como bien destacó en su discurso, a que España sea y esté hoy donde está. Unión, orgullo y trabajo. Y ahí, Márquez, o quien sea, encontrará el apoyo de VIVA JAÉN para contribuir al crecimiento y el desarrollo de una ciudad y una provincia que tiene que luchar para que dejen de maltratarla los de fuera y los de dentro; quienes nos eluden y quienes, siendo de esta tierra, su mezquindad aún no les ha permitido ver la riqueza y el potencial de Jaén.
Y todo ello solo se puede hacer desde el trabajo responsable, sereno, sin crispación y maledicencias de cada uno de nosotros, de quienes vivimos en una ciudad bella, genuina y singular. Y el primero debe ser su alcalde. “Me siento orgulloso de mi ciudad, de ser de Jaén”, dijo ayer Francisco Javier Márquez, el séptimo alcalde. Hagámonos por tanto dignos de ella y consigamos para los jienenses la capital que merecemos.

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