El jefe negociador del Gobierno colombiano en los diálogos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Humberto de la Calle, aseguró que el proceso pasa por su "peor momento" desde que se iniciaron las conversaciones en La Habana en noviembre de 2012.
En su primera entrevista desde el comienzo de las negociaciones, concedida al veterano periodista Juan Gossaín y que será emitida esta noche por el Canal Institucional, De la Calle explicó que la actual oleada de ataques de la guerrilla ha mermado el apoyo al diálogo y hace que cunda "la desesperanza" entre los colombianos.
"Y nosotros tenemos que tener la honestidad de decirles a los colombianos que el proceso de paz está en el peor momento desde que iniciamos las conversaciones", apostilló en la entrevista cuyo contenido fue anticipado a Efe y otros medios.
De la Calle se abstuvo de fijar plazos a la negociación, pero advirtió que "el proceso está llegando a su fin, por bien o por mal".
"Sea porque logremos un acuerdo, ya que estamos trabajando en la recta final de los temas de fondo. O por mal, si, como está ocurriendo, la paciencia de los colombianos se agota. El riesgo es real", enfatizó.
Esta crisis comenzó el 14 de abril cuando once militares murieron en un ataque de la las FARC en Buenos Aires, departamento del Cauca (suroeste), lo que llevó al presidente, Juan Manuel Santos, a ordenar la reanudación de los bombardeos a campamentos de esa guerrilla, lo que causó la muerte a cerca de medio centenar de rebeldes.
Esa situación desembocó el 22 de mayo en la suspensión del cese el fuego unilateral iniciado cinco meses antes por las FARC, que lanzaron entonces una ofensiva terrorista que se ha centrado en la infraestructura energética y petrolera.
Consecuencia de esos ataques, el medioambiente y millones de personas se han visto castigadas y ha habido cruces de declaraciones que parecen haber afectado las relaciones entre los negociadores en Cuba.
"Yo sí quiero decirles a las FARC con toda seriedad: Esto se puede acabar. Algún día es probable que no nos encuentren en la mesa de La Habana", agregó el jefe negociador, quien consideró "insoportable" para los colombianos lo que está ocurriendo.
En este sentido, De la Calle envió un mensaje a la guerrilla durante la entrevista: "¿Usted cree que si esto fracasa va a haber otro Gobierno que reemprenda conversaciones con ese grupo? A las FARC también se les agota su tiempo militar y su tiempo histórico".
Preguntado por las penas que deberán afrontar los guerrilleros si se firma la paz, De la Calle destacó que la situación ha cambiado con respecto a otros momentos históricos ya que ahora existen el Tribunal de Roma y la Corte Interamericana, por lo que "no se pueden suspender la totalidad de las penas".
Asimismo, apostilló que "el país exige justicia sin amnistías generales. Eso no lo vamos a hacer" y agregó que "las víctimas merecen justicia", lo que convierte la negociación en torno a este punto en "el territorio más difícil".
También explicó que el mecanismo de justicia transicional, que permite procesar a responsables de delitos durante el conflicto armado sin caer en la impunidad, crea un marco en el que "existe la posibilidad de seleccionar, en primer lugar los hechos más graves, para que sirvan como patrón o referencia: una masacre, secuestros, violencia sexual".
Para determinar esos hechos "una comisión independiente" de nueve miembros haría esa selección que le sería entregada a la Fiscalía "para que escoja quiénes fueron los que cometieron esos delitos que tienen carácter internacional".
En referencia a una posible extradición a Estados Unidos por delitos de narcotráfico, tal y como sucedió con jefes paramilitares tras su desmovilización, señaló que quien debe decidir sobre ese asunto es el jefe del Estado.
Por ello, pidió crear un marco, derivado del acuerdo de paz, "que les demuestre a los demás países que se trata de un acuerdo serio y respetable, legítimo, para que respeten lo acordado y no entren en controversia con el país".
Además, De la Calle abrió la puerta a declarar un cese el fuego aún antes de la firma de un acuerdo de paz, "en la medida en que sea serio, bilateral, definitivo y verificable, siempre y cuando tengamos la garantía de que ellos (las FARC) asumen su responsabilidad en materia judicial y verificación nacional e internacional".
Argumenta que hay una gran dificultad en este punto porque en Colombia "hay otras fuentes de violencia, distintas a las FARC, y no podemos decirle a la Fuerza Pública que se esté quieta".
"Si quieren un cese el fuego, el Gobierno está dispuesto a anticiparlo, para lo cual son fundamentales las zonas de concentración (donde se reúnan los guerrilleros). Ese es el camino", concluyó.