El tiempo en: Torremolinos

Arcos

Pregón de dudas, dogmas y maternidad; de poetas y fe

El pregón oficial pronunciado por Antonio Bocanegra Padilla mete de lleno a la ciudad en su particular Navidad. El escritor y académico combinó poesía con su profundo conocimiento literario, los sentimientos navideños y la crítica social, en una perfecta simbiosis dirigida por la fe

Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
Cargando el reproductor....

La densa niebla posada sobre las calles de Arcos y el frío de la noche del viernes confirieron al casco antiguo un cierto aspecto fantasmagórico, pero al mismo tiempo típico de una noche navideña. De eso se trataba, y de calentarse con los versos de Antonio Bocanegra Padilla, el académico pregonero de la Navidad arcense que encumbró la celebración cristiana desde la parroquia de San Pedro Apóstol, escenario ya característico del anuncio oficial de las fiestas que organiza la Asociación de Belenistas La Adoración con la colaboración de la Delegación municipal de Cultura.


Las palabras de bienvenida fueron del secretario de la asociación, Antonio Bernal, quien dio paso a los primeros villancicos de la noche interpretados por el buen coro gaditano Toma Castaña, cuya actuación fue una gentileza de la Diputación provincial de Cádiz. 


El acto quedó marcado por las palabras iniciales del poeta y mentor del pregón, Antonio Murciano, para dar la bienvenida a los presentes y aludir al prestigio en auge del pregón, al igual que ocurre con el del Belén Viviente del día después.  Pero su misión fue descubrir el perfil del pregonero, un hombre nacido en Ronda, académico de la de San Romualdo de San Fernando, donde vive desde hace más de treinta años. Es autor de un libro inédito de poemas de Navidad y de otros trabajos temáticos. Este catedrático ya jubilado destaca también por su faceta como conferenciante y por los premios recibidos, tanto en prosa como en poesía. Pero más allá del pregón, el autor es actualidad por la publicación de la novela Juan Ramón y yo,  en la que ficticiamente el burro Platero habla al escritor Juan Ramón Jiménez -este año se conmemora el centenario de la publicación de Platero y yo-. Murciano leyó algunos poemas del pregonero que este año han sido publicados en la revista Pesebre, editada por la citada asociación de belenistas.


Antonio Bocanegra se encaramó al presbiterio parroquial para agradecer su vieja amistad con su prologuista Antonio Murciano y dar lectura a un bello poema que ya publicara en la revista poética Piedra del Molino.


En su presentación, criticó el consumo más exacerbado de las fiestas, la apropiación que hace la sociedad de costumbres de otras culturas y la falta de moral de una sociedad autocomplaciente que, fría e indiferente, se muestra ante los problemas ajenos...; un mundo guerras con niños soldados, hambrunas y un capitalismo feroz, un sentido mercantilista generalizado y una renuncia a los principios del hombre. Es por tanto, para el pregonero “el otro pregón”, en alusión al día a día y al anuncio que la sociedad hace por sí sola de la Navidad. Por ello, prefirió hablar más de “exaltación” que de “pregón”.


Dicho esto, el pregonero hizo su particular guiño a Arcos, para recalar en sus grandes poetas, los de antes, los de ahora y los de siempre, sin poder evitar  vestirse su vitola de poeta para dedicar toda un glosario al género literario, citar a los grandes poetas de la Navidad y dar paso a la interpretación de los evangelios, recalar en el Ángelus y, de nuevo, en el año Platero.
Y así fue recorriendo la historia poética, para citar a Miguel Hernández, Federico García Lorca y a Julio Mariscal..., resucitando viejos sonetos sobre el misterio de la encarnación de María. Tras recitar un soneto sobre “las dudas” de la Virgen y reparar con profusión de sentimientos en su maternidad, imaginó el dolor de una madre ante un final incierto; todo en vísperas del Nacimiento...
El pregonero entró de lleno en una Noche Santa, “cuajada de estrellas, la nieve más blanca y pura...; la noche que Dios fue niño, fue noche de calma...”. Así fue musicando la noche del Nacimiento, la primera Nochebuena: “Nació de noche y Él era la luz del día”.


Su exaltación se hizo poema ininterrumpido para cantar al alumbramiento y seguir con una magistral descripción de la sencilla figura del pastor, situándolo en la historia evangélica y contraponiéndola a la imagen dada por otros autores posteriores. Tras recalar en el dogma de la encarnación, de nuevo comenzó a retratar esa otra Navidad que se impone, la del consumismo y aspectos vulgares, y reivindicar la realidad del mundo a través del racionalismo. Elucubraciones de un pregonero que se debatió entre la razón y la fe, para elegir la segunda “porque me da respuesta a todo lo que no entiendo”.


Después de recitar el poemario Dios entre mis manos, recurrió de nuevo a  Antonio Murciano e incluso al lenguaje rudo y en ocasiones localista y anacrónico del villancico.
En suma, una exaltación hermosa, con cierto paralelismo con el pregón del año anterior pronunciado por el escritor Jorge de Arco, por aquello de las coincidencias en las constantes citas literarias y referencias a los grandes autores de la Navidad, lo cual era lógico ante la condición poética de ambos.


El acto se cerró con las habituales muestras de agradecimiento al pregonero. Antonio Bocanegra recibió un presente pero sobre todo la admiración de un respetuoso público. También tomaría la palabra el nuevo párroco de San Pedro, Antonio García-Berbel, quien apeló a la Navidad como “un encuentro con Jesús”, para reivindicar un tiempo de reflexión y contemplación. El cura felicitó el pregón y sobre todo el “entusiasmo” de los belenistas personificado en su presidenta, Carmelita Temblador.


El alcalde de Arcos, José Luis Núñez,  cerró el acto con palabras de agradecimiento al pregonero, a la organización y al párroco de San Pedro, así como elogiando la calidad del coro Toma Castaña que puso colofón a la hermosa velada que ya nos mete de lleno en la Navidad.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN