El 1 de septiembre de 2008 daba comienzo lo que mientras que para algunos se convertía en un auténtico disparate, para otros en una oportunidad de futuro para San Fernando. En efecto, este lunes se cumplen seis años desde que las máquinas hicieron acto de presencia en la calle Real e iniciaron la transformación de la arteria principal de la ciudad para prepararla para la llegada del tren-tranvía metropolitano de la Bahía de Cádiz.
Sueños para unos, pesadillas para otros; benefactores, detractores; negocios que cierran, negocios que abren; losas que han aguantado el tipo y otras que se han cambiado en varias ocasiones. En definitiva, una obra que iba para 18 meses cuando se presentó el proyecto y que acumula 72 sin que nadie sepa a ciencia exacta cuándo estará transitando el futuro medio de transporte que unirá, en teoría, a Chiclana con San Fernando y Cádiz. Una gran mayoría, los más escépticos, están convencidos de que esto nunca pasará, es decir, que el tren-tranvía no circulará.
Lo cierto es que la historia del tren-tranvía y La Isla da para escribir varios libros con todos los avatares que ha supuesto un proyecto, que ya incluso antes del inicio de las obras dio mucho de que hablar y hasta 9.000 firmas que se recogieron para impedir su paso por la calle Real y que discurriese por la Ronda del Estero.
Pese a la fuerte oposición de una importante mayoría en la ciudad, las obras se iniciaron y, desde entonces, no han tenido un solo respiro. Desde manifestaciones a las puertas de las oficinas de información del proyecto hasta prácticamente la actualidad, con la aparición es escena de la Plataforma Sentencia del Tranvía, que está dispuesta a disparar hasta su última bala para impedir que el medio de transporte circule por el eje vertebrador de la ciudad.
Año 2010
Y es que no cabe la menor duda de que uno de los momentos claves de estos 72 meses de tren-tranvía llegó en noviembre de 2010, cuando el Tribunal Superior de Justicia declaró el proyecto nulo después de las demandas presentadas por los propietarios de las viviendas y negocios de la manzana de Montañeses de La Isla, que fueron expropiados, y en especial de Joaquín Moreno, ese isleño que quedará en los anales de la historia por haber sido capaz de parar el tranvía, representado por el letrado José Antonio Gamero.
La sentencia del TSJA declaraba ilegal las obras al no haber sido sometido el proyecto al trámite de información pública y sin la aprobación de los estudios informativos del mismo. Una sentencia a la que pocos meses más tarle acompañó otra en el mismo sentido y es, precisamente en ambas, donde de sustenta la razón de ser de la Plataforma Sentencia del Tranvía.
Pese a todo, la Junta dio por subsanado ambos errores que se recogían en el texto de la sentencia y las obras siguieron avanzando -o retrocediendo-, porque a cada losa que se colocaba había otra pocos metros atrás que ya se estaba levantando. Este fue otro motivo de polémica entre la Consejería de Fomento y el Ayuntamiento isleño, ya gobernado por el PP -cabe recordar que el proyecto se inició con el PA en la Alcaldía-. Por un lado, desde el Gobierno local se achacaba a la mala terminación de la obra y a la calidad de los materiales lo que estaba sucediendo, mientras que la réplica de la Junta venía por la ingente de cantidad de vehículos que a diario circulan por la calle Real, pese a que es semipeatonal y que su uso es restringido.
Tras un tira y afloja entre ambas administraciones, y con el claro objetivo de que las obras se acabasen cuando antes, la Junta tiene previsto adjudicar este mes de septiembre los trabajos de reposición.
Cabe recordar que una vez que el pasado mes de julio se cerró el plazo dado para la presentación de ofertas, fueron un total de 26 las que se presentaron a la misma. Ahora queda por saber qué oferta es la que más convence a Fomento y, tras completar toda la tramitación administrativa, que den comienzo los trabajos. Se trata de un contrato público dotado con 2,7 millones de euros.
El objetivo que se persigue desde la Junta de Andalucía con esta actuación no es otro que evitar que el suelo de la calle Real se siga levantando, como ha venido sucediendo de manera paulatina desde que se semipeatonalizó la arteria principal de la ciudad.
Así, además de reforzar la solería se procederá además a colocar una base de granito en todos los cruces de las calles transversales por las que estará permitido circular cuando el tren-tranvía esté en funcionamiento. Se trata de una solución que, tras muchos tiras y aflojas, fue pactada por Fomento y el propio Ayuntamiento isleño, cuyo parte del trato es estar vigilante sobre el flujo de tráfico que se diario soporta la calle Real.
Mientras, durante este año 2014 las obras han seguido avanzando hasta que el pasado mes de mayo se daban por finalizadas las obras desde la entrada de Chiclana hasta el salto del carnero en La Ardila.
La subestación
Otro problema que, a día de hoy, sigue sin solucionarse de cara al futuro del tren-tranvía es el suministro eléctrico. Existe un pacto entre el Ayuntamiento y la Junta para la construcción de la subestación en Janer valorada en unos ocho millones de euros, que se pagaría a medias entre ambos. El problema es que ni uno, ni otro da el primer paso. Desde la Junta no se entiende porque no se hace ya si está aprobado el PERI de Janer, mientras que desde el Ayuntamiento se exigen una series de garantías con la terminación de la obra para dar el paso.
Y entre medias de este galimatías surge otro que no es menos importante. Qué operador se encargara de gestionar el tren-tranvía cuando se ponga en marcha y, lo más importante, la autorización para que las unidades puedan circular por la vía férrea. Desde la Junta se lleva varios meses negociando con ADIF para ambas cosas, pero el ente público ha dejado muy claro varias cosas; que la autorización llegará cuando el sistema tranviario cuente con todos los parabienes, es decir, que no puede dar el visto bueno a su discurrir por línea férrea hasta que no llegue la correspondiente homologación de las unidades, pruebas que en los dos últimos años se han estado desarrollando entre Asturias y Madrid.
Este año, ¿a prueba?
También quedan por delante tres meses para saber si se cumplen o no las previsiones del delegado provincial de Fomento, Manuel Cárdenas, quien en varias ocasiones a lo largo de este año ha repetido que los isleños verían circulando el tren-tranvía por la calle Real a modo de prueba, e incluso que hay un acuerdo cerrado con la compañía eléctrica para que se le dé suministro durante las mismas. Un compromiso que parece harto complicado, toda vez que antes habrá que acometer las obras de mejoras del enlosado y de las calles transversales para el paso de vehículos.
Pero mientras esto llega, en los últimos meses lo que sí que ha ido apareciendo en cada esquina de la calle Real son las señales semafóricas que regularán el paso del tren-tranvía por la ciudad, además de comenzarse a colocar el cable de las catenarias e incluso se prevé para antes de que termine el año en curso que estén instaladas las marquesinas.
En definitiva, un proyecto cuya inversión ha superado ya con creces los 120 millones de euros y que, a día de hoy, sigue sembrando muchas dudas sobre su futuro, no solo sobre su construcción y posterior circulación, sino sobre su viabilidad económica una vez que esté en marcha. Por contra, hay muchos que se quedan con otras imágenes y es la profunda transformación que ha sufrido la calle Real, el ambiente con el que cuenta cada verano por la noche y el cambio que ha dado su fisonomía hacia un sector como el de la hostelería. Por tanto, toca esperar y más ahora con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina, donde unos acelerarán para que el proyecto siga avanzando y otras tratarán de poner trabas para que pegue un frenazo.