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Egipto y Turquía se evitan hasta en el aire

El avión presidencial en el que viajó Al Sisi a Moscú para reunirse con las autoridades rusas y estrechar los lazos bilaterales, regresó la semana pasada a Egipto cruzando seis países y alargando significativamente su ruta

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La crisis diplomática entre Egipto y Turquía alcanza tales niveles que el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, prefirió dar una vuelta al mundo para llegar a El Cairo antes que pedir permiso a Ankara para sobrevolar su espacio aéreo.

El avión presidencial en el que viajó Al Sisi a Moscú para reunirse con las autoridades rusas y estrechar los lazos bilaterales, regresó la semana pasada a Egipto cruzando seis países y alargando significativamente su ruta.

Esta maniobra vuelve a evidenciar el nivel de "enemistad" con Turquía. Las relaciones se han ido deteriorando desde el golpe militar, liderado por Al Sisi, que destituyó al islamista Mohamed Mursi del poder en julio de 2013.

¿Por qué esta rivalidad? Mursi fue un gran aliado del Gobierno islamista moderado turco encabezado por el primer ministro y presidente electo, Recep Tayyip Erdogan, que ha criticado duramente al nuevo presidente egipcio y exjefe del Ejército.

"Ambos luchan por controlar Oriente Medio", reconoce a Efe Said Sadek, analista egipcio de la Universidad Americana de El Cairo.

En su opinión, Erdogan, como "representante del nuevo poder otomano", esperaba que las revoluciones árabes llevaran a "gobiernos islamistas radicales" al poder, que le permitieran a él -moderado- ser "el sultán de la comunidad musulmana y mediar con la Unión Europea".

Erdogan califica al actual Ejecutivo egipcio de "ilegítimo" y considera "inaceptable" la "masacre" de centenares de seguidores islamistas de Mursi en las protestas que se registraron tras su caída del poder y su encarcelamiento.

La brecha entre ambos países se debe principalmente al apoyo de Turquía a los Hermanos Musulmanes, organización declarada terrorista por las autoridades de Egipto en diciembre pasado, aunque hay otros asuntos regionales de conflicto.

Tanto Egipto como Turquía no cuentan con embajadores en los respectivos países. La relación diplomática entre ambos se redujo a nivel de encargado de negocios en noviembre pasado.

"El golpe terminó con el primer gobierno democráticamente elegido en mucho tiempo. Si al menos después se hubieran celebrado elecciones libres y se hubiera democratizado..., pero esto no ocurrió, no se ha permitido una oposición", reflexiona el jefe de Estudios de Oriente Medio en la Universidad turca de Marmara, Ahmet Uysal.

Por eso, la solución está en manos de Egipto, que, según Uysal, "ha vuelto a la era de (Hosni) Mubarak", en referencia al dictador egipcio derrocado en la revolución del 25 de enero de 2011, pero que seguramente continuará en algún momento con su revolución.

A Egipto no le han gustado mucho las opiniones turcas sobre la destitución de Mursi, pero tampoco los intentos de Erdogan de jugar a mediador entre los palestinos y los israelíes durante el conflicto de estas últimas semanas, dado su apoyo también al movimiento islamista Hamás.

El Ministerio egipcio de Exteriores calificó la posición turca de "inaceptable forma de entrometerse en los asuntos internos del país" y acusó a Ankara de ignorar los históricos esfuerzos realizados por Egipto por la causa palestina y el proceso de paz.

Sadek no ve posible una reconciliación a medio plazo porque "Erdogan apoya a los Hermanos Musulmanes, terroristas en Egipto, y eso es ir contra los egipcios".

Por su parte, Uysal ve necesario un cambio de la situación en Egipto para que mejoren los lazos bilaterales, pero considera que "aunque no se reconozcan oficialmente, los acontecimientos en la región los acercarán".

"Ocurren tantas cosas, desde Irak hasta Libia, que tendrán que ponerse de acuerdo en algunos aspectos para resolver asuntos urgentes", vaticina.

No le parece al analista muy estable la actual tesitura egipcia, dependiente de la ayuda exterior y sin resolver los problemas fundamentales de pobreza y represión que llevaron a la revolución de 2011.

"De momento, Al Sisi juega sus cartas de manera atrevida", analiza Uysal, que advierte del acercamiento a Rusia.

"Contra Estados Unidos, contra Turquía, contra Hamás... Al Sisi mantiene una actitud de chantaje, insinuando que podría pedir ayuda a Rusia y sustituir a todo el mundo. Eso no es realista", zanja el turco.

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