Atónito se quedó un panadero jerezano cuando, como cada madrugada, pasadas las cuatro de la mañana acudía a los pisos y locales comerciales de la avenida Tomás García Figueras para dejar los pedidos y comprobó que la puerta de hierro del bar El Corregidor había sido literalmente arrancada. Para ello, los autores tuvieron que picar incluso la pared del local, lo que a buen seguro les empleó un tiempo curioso, pero ningún vecino oyó nada una noche en la que varios apagones también se lo pusieron aún más fácil, ya que motivaron que la alarma no saltara.
Preocupado porque los delincuentes pudieran seguir todavía en el interior del establecimiento, el trabajador llamó a los dueños del bar y estos contactaron con la Policía rápidamente para que se personara en su negocio. Una vez allí, comprobaron que los autores del robo -se da por hecho que fueron más de uno ya que de otra manera hubiera resultado imposible cargar con la mercancía y manipular la puerta- se habían llevado la mayor parte de las provisiones que había en el bar para estos días: una decena de jamones, quesos, dos cajas de gambas, además de unos 250 euros que había en la caja y botellas de alcohol, e incluso una bicicleta de un familiar que solían guardar en el establecimiento.
No ha sido el único robo en la zona. Hace unos meses también el estanco de la misma avenida, justo en frente de La Unión, fue objeto de otro robo mediante la técnica del butrón, reventando una de las paredes traseras del establecimiento para entrar. También en ese caso ningún vecino se percató del suceso.
