Según estas sociedades, la vacuna está en la actualidad en fase cuatro por lo que su aplicación clínica y los efectos que produce son registrados por la OMS, la Agencia Europea del Medicamento y los Ministerios de Sanidad de los más de 100 países en los que se han suministrado más de 50 millones de dosis.
Los datos de estas instituciones sanitarias apoyan la “no relación” entre la vacuna y los efectos adversos, aunque el proceso de investigación epidemiológico “sigue abierto”, manifestó Javier Cortés, coordinador del documento.
Los autores del informe han rechazado que éste tenga un carácter oportunista y han asegurado que se cerró en abril de 2008.
Ningún organismo sanitario nacional o internacional ha relacionado causalmente los efectos adversos graves con la vacuna, “incluidos los dos casos de Valencia”, agregó Cortés, quien reconoce que desconocen el origen de las crisis convulsivas de las niñas de Valencia.
Las dos niñas permanecen ingresadas desde el pasado 4 y 5 de febrero a causa de las convulsiones que padecen después de que se vacunaran del virus del papiloma humano en el Hospital Clínico de Valencia.
Hasta allí se ha desplazado un grupo de expertos nombrado por el Ministerio de Sanidad que incorpora a especialistas y a miembros de la Dirección General de Salud Pública para estudiar el caso.