La Feria de San Lucas ya ha sido testigo de las ganas de diversión que han derrochado quienes han disfrutado del primer fin de semana de fiesta, el más esperado por los jienenses y visitantes en el mes de octubre.
Prueba de ello ha sido que tanto el recinto ferial ‘Alfonso Sánchez Herrera’ como el casco antiguo han recogido a miles de personas desde que el sábado al mediodía se diera el pistoletazo de salida a días de descanso, diversión y reuniones familiares y de amigos.
Las condiciones climatológicas han brindado la oportunidad de echarse a la calle en busca de la gastronomía más típica, de zonas para derrochar alegría y de otras para arrancarse a bailar y cantar y demostrar que son días de fiesta.
En el recinto ferial las casetas se llenaron de ambiente. Mesas y sillas ocupadas desde el mediodía del sábado y hasta la noche de ayer, cuando el ritmo comenzó a descender ante llegada del lunes, nunca bienvenido entre los trabajadores.
La festividad del 12 de octubre y el primer sábado de feria fueron determinantes para que el recinto ferial se llenara. Cualquier hora era buena para disfrutar de las casetas y las atracciones, y prueba de ello fueron las retenciones de tráfico y la falta de aparcamiento en los alrededores. Un problema que se repite cada año.
Los puestos de comida ambulante, las casetas de comida rápida y las de siempre, este año 79 frente a las 90 de otras ediciones, han recibido a miles de personas este fin de semana. Igualmente, las atracciones se han llenado de pequeños y jóvenes, por lo que la satisfacción entre el sector de feriantes ha sido la nota característica este fin de semana. Así lo esperaban y el pronóstico se ha cumplido.
La zona del centro ha llenado todos sus bares. Adornados con farolillos, luces, y cualquier detalle de feria, las terrazas y el interior se han abarrotado de personas ávidas de la gastronomía más tradicional de San Lucas.
La zona de las tascas gusta en Jaén todo el año, pero por octubre el ambiente es distinto y las calles rebosan la alegría de quienes se convierten en clientes, y las ganas de diversión, con música y baile improvisados en plena calle.
En cuanto a San Ildefonso y su cercanía con la Avenida de Granada a través de la que se accede al recinto ferial, llenó sus establecimientos hosteleros y sus calles de gentío que iba y venía.
La cabalgata, austera en contenido, con tres carrozas y pocos niños, pero rica en diversión, con los jóvenes de Acrobalia y los toros hinchables, abrió el apetito de feria.
