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Sanlúcar

Antonio Jesús Jaén: "Todavía son muchos los que suspenden en generosidad"

Abogado de carrera, sacerdote de profesión, su espíritu joven le lleva a ocupar cada minuto de su agenda al servicio de los demás. Compagina diariamente sus homilías con la práctica de la docencia y atender a quienes acuden a él en busca de su ayuda.

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  • Antonio Jesús Jaén Rojas. -

Se ha metido en el bolsillo a la feligresía de San Nicolás. Se confiesa hombre de pueblo y fiel defensor del evangelio, aunque quizás su gancho son las formas de transmitir éste entre los más jóvenes, que acuden a él como si de Dios - al que él llama papá - se tratara. Su labor se extiende más allá del púlpito, recabando la ayuda de los sanluqueños para los más necesitados y habiendo conseguido ya evitar varios desahucios.

—¿Se siente ya sanluqueño?

—Me siento ciudadano del mundo. Aunque esta afirmación sea muy categórica, así lo vivo y así lo siento. Sentirse sanluqueño ¡todo un privilegio!. Mi corazón late en sanluqueño.


—Lo que no puede negar, es la gran acogida que ha tenido en el Barrio y especialmente en la parroquia...

— Siento pasión por mi barrio. Gente buena, gente sencilla, gente cariñosa, esa es la idiosincrasia del barrio. Un sacerdote necesita del cariño de su barrio, y puedo decir sin presunción alguna, que lo siento cada día más. Doy poco y recibo mucho.

—¿Los tiempos difíciles como los que nos ha tocado vivir ahora hacen que el pueblo se acerque más a la Iglesia?

—Podríamos plantear la pregunta haciendo uso de un refrán muy nuestro: “Nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”. Pero no, no es así. La gente acude porque debajo de las cenizas, hay rescoldo (perdona mis giros populares, pero soy de pueblo). Es decir, en el corazón de la gente hay fe, y esa fe nos lleva a creer que para Dios no hay nada imposible. Cuando todos los recursos humanos se han agotado, cuando humanamente es imposible, sabemos que siempre nos queda abierta la puerta de la fe.

—¿Comparte la expresión del nuevo Papa, Iglesia pobre para los pobres?

—Totalmente. Antes que el Papa lo dijo Jesús. Así que el Papa está en total sintonía con Cristo y con el evangelio.

—¿La elección del Papa Francisco es lo que necesitaba la Iglesia? ¿La crisis también ha afectado a la Iglesia?

—Dios (papá como a mí me gusta llamarlo), da a cada tiempo lo que necesita. En estos momentos históricos, nos ha dado como un regalo para la Iglesia y para todos los hombres de buena voluntad, sean cristianos o no, al Papa Francisco. Nuestro lugar en medio de la crisis económica está con los necesitados que lo están pasando mal. Si nos situáramos en otro sitio, estaríamos  equivocándonos.

—Sus homilías se caracterizan por el acercamiento al público joven. ¿Es necesario que la Iglesia y los sacerdotes se aproximen más a quienes serán los protagonistas del futuro?

—Por supuesto. Cristo es respuesta para el hombre de ayer, de hoy y de siempre. Con esto quiero decir que Jesús sigue siendo atrayente. ¿Dónde está el problema? En que no sabemos traducir a la generación presente ése Jesús Buena Noticia.Tenemos que experimentar con un lenguaje y métodos nuevos, sin miedo. El miedo te hace atrincherarte en lo de siempre y te impide lanzarte a la novedad. Eso contradice al Espíritu, que es creativo. Fieles al mensaje pero con instrumentos y vehículos nuevos.

—¿Por qué cree que ha conectado tan directamente con los fieles? No es fácil llenar una Iglesia...

—El secreto: ser hombre entre los hombres. Ser normal, estar en sintonía con el sentir de la calle. Es el método de Jesús, que se hizo hombre entre los hombres, pasó como un hombre cualquiera, como uno de tantos. Cuando la gente te experimenta así, no tiene temor a acercarse.

—Es consciente de que su forma de predicar puede encontrar detractores, ¿tiene miedo?

—Es un descanso llegar a asumir que en la vida levantas simpatía y antipatías. Pero eso no me preocupa lo más mínimo. ¿Críticas? Si lo hicieron con Jesús, quien soy yo para no recibirlas. No tengo miedo, siempre voy con el evangelio en la mano y en el corazón. Podrán criticarme una idea, un posicionamiento personal pero jamás podrán criticar si lo que digo es evangelio químicamente puro.

—¿Prefiere un despacho en Roma o predicar en un barrio?

—Dejarme el pellejo en un pueblo o en un barrio. En la Iglesia no existe el arañar puestos, o el hacer carrera, todo hay que entenderlo en clave de servicio, como Jesús que no vino a ser servido sino a servir. El querer ser, o el buscar cotas de poder es algo extraño a la Iglesia, y el que así no lo entienda está equivocado.

—También es cierto que se ha implicado muy personalmente con quienes lo están pasando mal ¿Cuantos desahucios ha conseguido paralizar? ¿Qué le ha llevado a hacerlo?

—Por Jesús. En cada persona está Jesús y por lo tanto hay que atenderla como si de Él se tratara. Aunque tengo que confesar que a veces mi debilidad humana y mi amor propio no me permiten darme al cien por cien. Todavía me queda mucho camino por recorrer y mucho que aprender de Jesús. Pero no soy yo, somos muchos los que hemos sacado del atolladero de un desahucio, a “algunas muchas” personas. Aunque tengo en honor a la verdad, como dice nuestra paisana Toñi Moreno: Yo no hago nada, lo hace la gente con su espíritu solidario y generosidad. También son muchas las parroquias que están dando el “do” de pecho en este sentido. No soy el único. Mi experiencia: quien menos tiene da más. Todavía son muchos, y me refiero a los que tienen, que están suspendidos en generosidad.

—En esa labor, ¿cuenta con ayuda? ¿Hasta qué punto se involucran también las hermandades?

—Los que están a mi lado saben mi ideal de parroquia: San Nicolás, una gran familia. Por eso, todos los que formamos esta familia de San Nicolás, la hermandad de la Esperanza y todas las hermandades de la parroquia: Silencio, Santo Entierro y Resucitado, los fieles, los catequistas…todos vamos a una. Todo este esfuerzo, se canaliza a través del equipo de Cáritas parroquial, que representa a toda la parroquia, y está compuesto por gente que trabaja, que es padre y madre de familia, que lo dejan todo para realizar este servicio.

—¿Qué situación no le hubiera gustado nunca tener que afrontar?

—Decir a alguien que viene desesperado que no tengo la solución. Tampoco me hubiera gustado afrontar la muerte de muchos jóvenes en mi parroquia. De todos me acuerdo. Tampoco me gusta afrontar situaciones de división en el seno de la parroquia.

—¿Cuales son sus objetivos en Sanlúcar? ¿Cuenta con el apoyo de la diócesis para llevarlos a cabo?

—Mi objetivo en Sanlúcar: ser como Jesús, que pasó haciendo el bien a todo el mundo. Por supuesto cuento con la confianza de mi pastor D. José Mazuelos . Que donde yo no llegue Dios llegue, que mis torpezas Él las enderece, que en mis debilidades Él se haga fuerte.

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