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La cara a domicilio le puede costar Europa

Sigue siendo pusilánime lejos de Nervión y de nuevo se aleja del vital objetivo europeo, además, es ya el tercer peor equipo fuera de casa

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No es cuestión de perder, sino de como hacerlo. Porque el sábado sucumbió ante un rival, el Mallorca, que mostró ímpetu y agresividad, pero de calidad escasa, por lo que la derrota injustificada del Sevilla de Emery se agrava cuando ésta llega más por demérito propio que por méritos del otro equipo.


Sin carácter, sin personalidad. Sin meter la pierna como debiese y sin dejarse la camiseta por cada balón dividido. Sin nada deambuló el equipo nervionense por el Iberostar Estadio, sumando el enésimo fracaso lejos de Nervión.


Las cifras pocas veces mienten, las misma que dictan que el Sevilla es un equipo abocado a la Segunda cuando juega a domicilio. En cambio, sería de Champions si dependiera del Pizjuán. Pero, como estamos hablando de la competición de la regularidad, por ello el Sevilla hoy es el duodécimo en la tabla clasificatoria.


Es cierto que el ‘efecto Emery’ ha valido para darle un vuelco a la situación futbolística de un equipo que tiene lo que tiene, apenas seis buenos futbolistas, pero cuando la cualificación escasea al final la gasolina se termina agotando.


No obstante, el Sevilla es que nunca se ha encontrado a domicilio en lo que marcha de temporada. Números verdaderamente catastróficos. Guarismos que describen a un equipo indolente fuera de casa. Así, en 14 encuentros lejos del Pizjuán sólo fue capaz de alzarse con un triunfo, ante el Dépor allá por el mes de septiembre. Desde entonces, sólo cuatro empates y hasta nueve derrotas. Es decir, siete puntos, por los 28 sumados en Nervión. Una cifra a domicilio únicamente empeorada por los dos últimos de la tabla, Celta y Deportivo. Números que habitualmente te guían al descenso.


Tras el fracaso estrepitoso de Míchel, Emery está obligado a cerrar las heridas del sevillismo, pero pasan las jornadas y, a pesar de convencer en casa, lejos continúa siendo un verdadero desastre. Sólo un punto de doce disputados. Sin duda, cifras que para nada invitan a pensar en un inmerecido puesto europeo.

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