Sanidad. El ejemplo más claro de que todo es posible, de que más hace el que quiere que el que puede, de que la base de todo es el amor a los Titulares y el trabajo en equipo. Esta cofradía ha pasado de la nada al todo en cuestión de una década. Este mes sus hermanos están llamados a un cabildo de elecciones con la tranquilidad de que la junta que se presenta es de total confianza y una garantía de futuro.
La suya es la única candidatura que se ha presentado al cabildo de elecciones de la Hermandad de Sanidad, ¿Cómo será su junta de gobierno en el caso de conseguir el respaldo de los hermanos?
—Sólo habrá tres caras nuevas. Será una junta de gobierno continuista, como lleva ocurriendo desde el mandato de Kico Zamora. Si nos va bien así, para qué cambiar.
¿Cuál es el balance de estos últimos cuatro años?
—Es muy positivo, porque hemos ejecutado el 95% del programa con el que nos presentamos a las elecciones. Hemos comprado la casa de hermandad, hemos salido en el Via Crucis Diocesano, hemos particiapdo dos veces en el Via Crucis de Santi Ponce, hemos restaurado a nuestros Titulares, hemos pasado de la Madrugada al Martes Santo. Se ha hecho mucho, en sólo cuatro años.
Ya han pasado varios años desde la adquisición de la casa de hermandad y el cambio al Martes Santo, ¿realmente ha supuesto un beneficio a la cofradía?
—La casa de hermandad era lo primero que queríamos tener, y a día de hoy es una de nuestras principales obligaciones. Desde el punto de vista de hermandad es muy importante; necesitábamos un lugar estable donde los hermanos puedieran encontrarnos. Hoy por hoy tenemos la suerte de que todas las tardes del año hay muchas personas realizando actividades en ella, y eso está haciendo que la cofradía crezca en patrimonio, y lo más importante, en capital humano. Respecto a la Madrugada, a pesar de que a la mayoría de los hermanos nos encantaba, fuimos consecuentes y sabíamos que el cambio de día era fundamental para el futuro de la cofradía, porque estábamos estancados. Estamos muy contentos con esta decisión, porque el cortejo se está ampliando, y ahora sí tenemos la posibilidad de disfrutar de un grupo joven que antes no teníamos, y que a partir de l cambio de día se ha ido formando. Antes, nos costaba sangre, sudor y lágrimas sacar un número decente de hermanos, y ahora, gracias a Dios, no nos pasa. En 2013 creemos que podemos llegar a los 200 hermanos en el cortejo, algo impensable para nosotros hace unos años.
¿Cómo han sido capaces de crecer tanto, en cuatro años, con la crisis que tenemos encima?
—Trabajo, trabajo y trabajo, no hay otra fórmula. Hacemos zambombás, verbenas, excursiones, sorteos, primitivas, lotería de Navidad, pedimos ayudas a los colegios oficiales, y con la colaboración de hermanos y particulares, que han donado una serie de cosas con un valor económico importante que nosotros no hubiésemos podido afrontar en estos momentos. A esto hay que sumar que la bolsa de caridad la llevamos a rajatabla y que muchos de estos esfuerzos son para sufragar estos gastos que se quedan fuera de la cofradía. Ahora empezamos una campaña de recogida de alimentos, otra de ropa, y en Navidad recogeremos juguetes para los niños y regalos para los abuelos de la residencia Fragela. La clave está en trabajar mucho y perder muchas horas de estar con la familia, porque con las cuotas de los hermanos no nos da ni para pagar la cera.
Hay que ser muy valiente para repetir como hermano mayor con las circunstancias económicas actuales. ¿Qué le ha empujado?
—Más que valiente, tonto (ríe). Es una locura bonita, que nace del amor a nuestros Titulares. La junta de gobierno me lo pidió, y decidí que era oportuno repetir para ir formando al próximo hermano mayor, si es que los hermanos nos dan su apoyo. No me gustaría que esta cofradía pasara por lo mismo que otras cuando se acaba una legislatura. Queremos que la transición de una junta a otra se produzca de manera natural y que, en la medida de lo posible, el rumbo esté más o menos marcado. Eso sólo se consigue con un programa de trabajo a medio-largo plazo y con consenso, porque de lo contrario, no se puede avanzar.
Hablemos de la próxima Curesma, ¿Contaban con que Nuestra Padre Jesús del Mayor Dolor, vuestro Titular, iba a ser quien presidiese el Vía Crucis General de Hermandades?
—En absoluto. Algunos piensan que yo ya lo sabía, cuando en realidad me enteré cinco minutos antes de que comenzara el Pleno de hermanos mayores donde se comunicó. Era algo que deseábamos y nos llevamos una gran alegría. El sábado pasado traímos estuvimos festejándolo en la casa de hermandad, porque para nosotros es una buena noticia, y más coincidiendo con el Año de la Fe.
¿Ha hablado con su junta del Vía Crucis? ¿Habrá algún estreno?
—Hemos hablado, y hemos pensado muchas cosas, pero hasta que no nos reunamos con el Consejo Local no podemos tomar determinadas decisiones. Cuando lo sepamos, lo comunicaremos.
¿Cuál ha sido su momento más importante como hermano mayor, el que más ha disfrutado?
—A mí particularmente me hizo mucha ilusión la creación del Grupo Joven, porque era una de nuestras metas. Luego si hablamos del acto más importante, la bendición de la casa de hermandad, sin duda. El taller de bordados también me está llenando de orgullo. La verdad es que ver esta casa de hermandad llena de gente todos los días, es un regalo que nuestros Titulares me hacen a diario y un motivo de orgullo, porque es algo que se ha ido construyendo y trabajando durante años, a base de ilusión, ganas y mucho esfuerzo.