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Sanlúcar

“Sé que mi hermana está viva y que la voy a encontrar”

Dos familias sanluqueñas que buscan a familiares que podrían haber sido víctimas de la supuesta trama de bebés robados en España, relatan su experiencia

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  • Paco Álvarez y Concepción Aldón pertenecen a la Asociación SOS Bebés Robados Cádiz. -

“La esperanza es lo último que se pierde y yo no la voy a perder”. Así de firme se muestra Paco Álvarez, uno de los familiares que desde hace varios meses viene investigando la supuesta pérdida de una hermana, que nació en el año 1956, cuando él apenas tenía tres años. Ahora está a la espera de que la Fiscalía autorice la exhumación de los restos de la sepultura donde, supuestamente, enterraron a aquel feto que nació muerto pero al que su madre cogió en brazos. “Mi madre se volvió loca, ella siempre decía que estaba viva”, cuenta. Pero, en aquellos años, las ciscunstancias eran otras y los médicos “eran dioses”. La familia ni siquiera vio a la pequeña, por lo que Paco está más convencido aún de que no ha fallecido. Su madre tuvo siete hijos, y de los seis hermanos que permanecen unidos, incluso hay una de ellas a la que compañeras de trabajo aseguraron haber visto en Barcelona. “Tiene que estar viva y en el norte”, dice Paco, a quien cuando era bebé un matrimonio “de dinero”, también del norte de España, intenó comprar. “Eran tiempos difíciles”, reconoce, “pero mi madre nos sacó adelante a todos los hermanos”. Por eso piensa que “la trama tiene que ir mucho más allá, porque por cada niño había familias que estaban dispuestas a pagar muy bien”.


Desde hace meses Paco, junto con su mujer y sus hermanos están sobre la pista de aquella niña que nació en el año 1956. Han denunciado a la Fiscalía el caso y, en espera de respuesta, se han hecho ya las pruebas de ADN para cotejar los restos cuando consigan exhumar los restos de la sepultura donde los papeles del cementerio de Cádiz señalan que fue enterrado aquel bebé.

SIN RASTRO


El caso de Concepción Aldón es diferente. También busca a una hermana, nacida en el año 75 pero las pistas se pierden tras un cúmulo de contradicciones en los documentos oficiales sobre su fallecimiento. Unos hablan de que la niña estuvo tres meses muerta en la barriga de su madre, que dio a luz a término. “La durmieron y no recuerda nada, pero sí que había un matrimonio en la cama de al lado que hablaba fino y no tenía bebé ni estaba embaraZada. Al día siguiente ya no estaban”. A su padre no quisieron enseñarle el feto porque le dijeron que había “nacio a trozos”. Sin embargo, en los papeles del registro civil señalan que el feto murió en el nacimiento por asfixia. “nada encaja. Sé que mi hermana está viva y que la voy a encontrar”, afirma Concepción.
Este caso es del año 75. También ha sido denunciado ante la Fiscalía pero la exhumación no será posible. La tumba donde fue enterrado el bebé fue desalojada a los ocho años sin que los familiares tuvieran constancia de ello. De hecho, en los papeles del cementerio, el docimilio que aparece como contacto es el del doctor que asistió a su madre, que entonces trabajaba en la Clínica del Perpetuo Socorro, donde acudían marineros de Sanlúcar. “Entre las familias de marineros hay muchos más casos que no se denuncian”, cuenta Concepción Aldón, convencida de que “se aprovechaban del bajo nivel cultural y de que las madres acudían solas porque sus maridos estaban embarcados”.


Concepción muestra los registros de defunciones de aquellos meses con escepticismo “¿Tantos niños morían? En el documento se registran unos 17 fallecimientos de fetos por mes. “¿Qué pasaba, todos morían?, duda.

La única esperanza de estas familias son las exhumaciones y las pruebas de ADN. Por eso abogan por la creación de un banco común de ADN y por que el Estado llegue hasta el final en estas investigaciones. “Si alguien es hijo único y tiene dudas, por favor, que se haga las pruebas”, coinciden ambos en solicitar.

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