A las siete de la mañana de este domingo ya había electores aguardando la apertura de los colegios, y tres horas después las colas eran de varios cientos de metros, en muchos casos a pleno sol, según pudo comprobar Efe en la capital y corroboraron varios testigos en el país.
En todos los casos, la ausencia de incidentes ha sido la tónica general, tanto en la capital como en la cuenca minera de Gafsa y Sidi Bouzid (cuna de la revolución tunecina, en el sur), según dijeron a Efe fuentes de ambas ciudades.
En Sidi Bouzid un pequeño grupo de salafistas salió a la calle para exhortar a la abstención con el argumento de que votar "es pecado".
A las 12.00 del mediodía, cinco horas después de la apertura, las autoridades aún no habían ofrecido un porcentaje de participación, pero el presidente de la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE), Kamel Yendubi, dijo en rueda de prensa que "dada la gran afluencia esperamos que se llegue al 60 % de participación" al final del día.
La mayoría de las personas consultadas reconocían que era la primera vez que ejercen su derecho al voto, pues antes las elecciones eran "un teatro" o "una mera formalidad", según comentaban entre risas varias electoras que hacían cola en la calle Marsella, distrito de clase media de la capital.
El procedimiento de voto es simple: el elector se identifica con su cartilla electoral o su documento, moja el dedo en tinta indeleble (para no poder votar de nuevo), recoge la papeleta donde están inscritos todos los candidatos, entra en las cabinas de voto para marcar el nombre de su candidato elegido y luego lo deposita en la urna.
Sin embargo, la aparente escasez de oficinas de voto ha hecho que las esperas sean de varias horas, algo de lo que se quejaron muchos de los electores.
Además, las personas ancianas o de bajo nivel cultural encontraban difíciles las papeletas de voto, ya que todos los nombres de candidatos (y en algunos casos suman hasta 90) aparecen en una sola hoja de forma un tanto abigarrada y que se presta a la confusión, según han denunciado varios partidos.
Yendubi descartó que las oficinas vayan a estar abiertas más allá de las 19.00 hora local (18.00 gmt), pero garantizó que todos los que a esa hora estén haciendo cola tendrán derecho al voto.
El primer ministro tunecino, Beyi Caid Essebsi, que dejará su cargo en unas pocas semanas, dijo al votar que "el pueblo tunecino escribe hoy una página de su historia, que separará dos épocas, una nueva página de la que se puede enorgullecer entre las naciones libres y desarrolladas", según dijo a la agencia tunecina TAP.
En el barrio popular de Bab Suika, las filas de votantes estaban separadas por sexos: los hombres en un lado y las mujeres en otro, fenómeno que se repitió en varios distritos y provincias, pero Yendubi dejó claro que la ISIE no ha impuesto esta separación y dedujo que se produjo "espontáneamente".
Un funcionario de ISIE se paseaba con varios invitados iraquíes en este mismo colegio para mostrarles el desarrollo de la votación: "Es una experiencia única que debemos sacar adelante, y Occidente debe estar con nosotros", proclamó, sin querer dar su nombre por tener prohibido dar declaraciones.
Los tunecinos mayores de 18 años con derecho a voto son casi 7 millones y medio, aunque los que se han inscrito en las listas son solo 4.100.000, según fuentes de ISIE. Sin embargo, los no inscritos pueden votar con la simple presentación de su documento de identidad.
Hecho inaudito en el mundo árabe, las listas de candidatos contienen una paridad de hombres y mujeres, aunque estas últimas solo son cabeza de lista en un 6 % de los casos.
La expectación despertada por los primeros comicios democráticos de la "primavera árabe" explica que se hayan acreditado 5.143 observadores -en su décima parte extranjeros- y más de 1.500 periodistas.