Según ha considerado el representante del Ministerio Público en la última sesión del juicio que se ha celebrado desde el lunes en la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), el titular del Juzgado de Familia número 7 de Sevilla dictó su resolución de una manera “imprudente o negligente” aunque no “dolosa”, ya que no existen pruebas de que cometiera el delito por el que está acusado.
Para la Fiscalía, el magistrado “debía y podía” haber realizado determinadas pruebas, que “obvió sin la suficiente consistencia”, antes de decidir la prórroga de la custodia en un día y medio para el padre del niño, de 11 años, como, por ejemplo, la audiencia a un fiscal, a la madre, e incluso al padre.
Por su parte Francisco Serrano ha defendido en la última sesión de la vista su “independencia” y su “imparcialidad”, aunque ha reconocido, que, como humano, ha podido cometer errores. Haciendo uso de su derecho a la última palabra, el magistrado ha recordado que “Desde 1990 he procurado ser fiel y cumplir los principios”.