Una adecuada protección solar es la mejor manera de prevenir el melanoma, la variante más agresiva del cáncer de piel, que causa 700 muertes al año en España, más de dos cada día, ha explicado a Efe el doctor Hugo Vázquez, Jefe del Servicio de Dermatología del Hospital de Conxo del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) y secretario general de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Y en esa fotoprotección integral, la alimentación y la ropa juegan un papel importante y se convierten en dos grandes aliados contra los efectos dañinos de la radiación ultravioleta.
El melanoma es una enfermedad en la cual se produce una malignización de los melanocitos -los encargados de dar coloración a la piel- y en su aparición tiene mucho que ver el sol, aunque también hay otros factores de riesgo constitucionales o genéticos.
Frente a la tendencia decreciente en la mayoría de los países europeos, en España la incidencia continúa aumentando y cada año se diagnostican unos 3.200 nuevos pacientes.
Este aumento se produce a pesar de las campañas de concienciación que se ponen en marcha cada vez con mayor frecuencia.
La causa principal está, según ha señalado a Efe el doctor Juan Sopena, jefe del Servicio de Dermatología del MD Anderson Cancer Center de Madrid, en que cada vez se diagnostica más precozmente, precisamente por la mayor conciencia entre la población.
La pérdida de la capa de ozono es otro de los motivos de ese aumento y, paradójicamente, el mayor uso de las cremas de protección solar.
"Las cremas no protegen de todo el espectro de la radiación solar, pero sí evitan las quemaduras", lo que hace que la gente se exponga al sol durante periodos más prolongados de tiempo, ha advertido el doctor Sopena.
Por ello, el doctor Vázquez insiste en la necesidad de realizar una protección integral, complementaria al uso de las cremas.
Existe lo que este dermatólogo denomina la "fotoprotección horaria", que consiste en no exponerse a los rayos solares en aquellos momentos del día en los que son más dañinos.
"Hay que evitar las horas a las que nuestro cuerpo no haga sombra sobre el suelo, porque eso significa que el sol está directamente sobre nuestra cabeza". Ese momento se sitúa en las horas centrales del día.
También debe practicarse la "fotoprotección geográfica". Se treta de escoger bien el lugar donde tumbarse a tomar el sol.
"No es lo mismo situarse al lado de una arboleda, donde las hojas absorben buena parte de la luz ultravioleta al tiempo que producen oxígeno, que en una playa urbana pegado a un muro de hormigón", explica el doctor Vázquez.
La peor opción es quedarse junto al mar, ya que "el agua y la arena actúan como espejos, y hacen que recibamos el doble de radiación".
También es importante tener en cuenta la "fotoprotección del vestido".
Conviene siempre llevar gafas de sol, para proteger la córnea de las emisiones dañinas, y cubrirse el cuerpo con una camiseta, un pareo y una gorra o sombrero.
En este sentido, el doctor Vázquez advierte de que no hay que tomar el sol con ropa mojada, ya que "las gotas de agua que se quedan atrapadas en el tejido actúan como prismas y magnifican la luz solar, pudiendo incluso llegar a producir quemaduras".
La alimentación ayuda también a nuestro organismo a defenderse del sol. Los alimentos ricos en betacarotenos, licopenos y sustancias antioxidantes ayudan a disminuir el impacto del sol sobre la piel.
Estas sustancias pueden encontrarse en abundancia en las frutas de temporada y en los vegetales de colores llamativos, como rojos, naranjas y amarillos, tales como el tomate, la zanahoria, los cítricos y otros productos similares.