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Vejer

Jesús Benítez: “Sentí que ya era un vejeriego más desde el día que llegué”

El maestro que ha marcado a muchas generaciones, ha sido nombrado Hijo Predilecto de Vejer

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  • Jesús Benítez. -

Jesús Benitez, una figura emblemática de Vejer, ha dedicado décadas a la educación, dejando una huella profunda en generaciones de vejeriegos. Desde maestro hasta director, su compromiso y ejemplo han trascendido las aulas, siendo reconocido como Hijo Adoptivo de Vejer. Hablamos con él..

La educación no es solo enseñar conocimientos, sino también ser un ejemplo para los alumnos"

Jesús, enhorabuena por este reconocimiento ¿Qué significa para ti ser nombrado Hijo Adoptivo de Vejer de la Frontera?

- Este reconocimiento significa mucho para mí. Desde el primer día que llegué a Vejer, me sentí uno más.

¿Qué te llevó a vivir en Vejer?

- Aunque nací en Medina Sidonia, tenía familia en Vejer y visitábamos este pueblo durante la feria,la Semana Santa, etc. Así que nunca me sentí extraño aquí. Me acogieron estupendamente y me sentí como un vejeriego más.  Con el tiempo, me eché novia, nos casamos, y a día de hoy, tengo dos hijos, tengo dos nietos, ¿qué mayor satisfacción que ser vejeriego y tener una familia?

¿Cómo fue tu educación?

- A los cuatro y seis años, perdí a mi padre y madre. Estudié en el Colegio de Huérfanos del Magisterio en Madrid, gracias a una tía mía, hermana de mi madre, que era inspectora. Toda mi época de estudiante fue en Madrid. Tuve la oportunidad de irme a Zaragoza, pero siempre quise volver a esta tierra tan linda y bonita.

¿Cuál fue tu ilusión de niño?

- Mi gran ilusión siempre ha sido el fútbol. Tenía un profesor llamado don Enrique, que era un fanático del Real Madrid. Como yo participaba en el equipo del colegio, nos conocía bien a todos y varias veces me llevó a entrenar con los cadetes del equipo. Recuerdo una tarde en particular en la que don Enrique y yo volvimos al colegio después de un entrenamiento. Yo venía delante y él detrás para disimular un poco, ya que técnicamente era una escapada del colegio. Otro profesor, Benítez, me vio y me preguntó de dónde venía. No sabía qué contestar y terminé diciendo que venía con don Enrique. Esto causó un gran revuelo y me castigaron con dos sábados y dos domingos sin poder salir del colegio, solo para estudiar. Ahí terminó mi vida futbolera.

¿Y por qué estudiaste para maestro?

- Porque siempre quise ser como mi madre, maestro. He disfrutado mucho de mi carrera, aunque a veces tuve que ser estricto con mis alumnos, lo cual me dolía, pero era necesario. Sin embargo, he disfrutado muchísimo con mis alumnos y con todo lo que he vivido. Tanto es así que por la calle, muchos me reconocen y me invitan a tomar algo.

¿En qué año empezaste a ejercer de maestro?

- Creo recordar que empecé a ejercer de maestro en el año 1959-60.

¿Has sido maestro de qué asignatura?

- Principalmente de Matemáticas

¿Cómo fue la época en la que trabajabas de maestro?

- Durante mi tiempo allí, pasé por una etapa fantástica. Tuve alumnos extraordinarios, algunos del montón y otros que eran un poco traviesos, por no decir otra cosa. Con el claustro de maestros formábamos un grupo muy bueno. El colegio era extraordinario y entre los maestros nos llevábamos estupendamente, siempre ayudándonos mutuamente. Nosotros dábamos a los niños el ejemplo de lo que es un maestro. No me gusta tanto la palabra ‘profesor’ porque el maestro es el que enseña y educa. Un catedrático enseña, pero de otra manera, no necesariamente educa.

¿En qué colegio trabajaste?

- Trabajé en el colegio Nuestra Señora de la Oliva, que está en San Miguel. Siempre les preguntaba a los niños: ¿Cuál es el mejor colegio de España?Y ellos me respondían: ¡Nuestra Señora del Oliva!

¿Nos cuentas alguna anécdota?

- ¡Sí, claro! Recuerdo que cuando llegaba septiembre, siempre me encontraba con los cristales rotos en la parte de la dirección, que estaba en la planta baja. Me preguntaba cómo podría solucionar esto. Un día tuve una idea. Llamé a unos cabecillas del grupo y les propuse un trato: si llegaba en septiembre y no había ningún cristal roto, les regalaría un balón a cada uno. Como sabían que si el colegio empezaba el 1 de septiembre, yo estaría allí desde el 24 de agosto, aceptaron el trato. Y efectivamente, cuando llegué, no había ni un cristal roto. Les di los balones prometidos y uno de ellos, que se quedó sin balón porque solo tenía tres, me dijo que él también quería uno. Le prometí que le conseguiría un balón y al día siguiente cumplí mi promesa. Mis alumnos me hicieron feliz. La escuela me hizo sentirme feliz. Paso por allí y me entran ganas de meterme en una clase y empezar a enseñar de nuevo, hablar con los alumnos. Pero claro, ya no me atrevo porque los que están ahora no me conocen. Si estuvieran los que yo conocía, me metería en todas las clases sin dudarlo.

¿Hace cuánto te jubilaste?

- Hace dos años. En realidad, me prejubilé porque podía hacerlo uno o dos años antes. En ese momento, estaba trabajando en el instituto y la gente quería que me presentara para director. Sin embargo, no dejaba de darle vueltas al asunto y decidí que la mejor solución era jubilarme un año antes. Solicité la jubilación, me la concedieron y así me libré de esa responsabilidad.

¿Qué era lo que más te gustaba de tu trabajo?

- A mí lo que más me gustaba eran los niños. Disfrutaba mucho trabajando con ellos. Había una señorita que se molestaba conmigo porque yo solía entrar en su clase a propósito y preguntaba a los niños: “¿Cómo están ustedes?”, y todos respondían: “¡Bien!”... Ella me echaba de la clase diciendo que ponía a todos los niños locos.

¿Podríamos decir que hacías que les gustas en las matemáticas a tus alumnos?

- Hacía que les gustase todo. Mi objetivo era que sintieran que el colegio era su segunda casa y que siempre tuvieran la puerta abierta para cualquier necesidad.

Has desempeñado varios roles en Vejer, desde maestro y director de colegio hasta concejal. ¿Cuál de estos ha sido el más desafiante?

-El rol más desafiante fue cuando fui subdirector del instituto. Me trasladaron allí y pasé mis últimos días en ese puesto. Sin embargo, donde realmente me sentía a gusto era en mi colegio. Siempre decía que no había otro colegio mejor en el mundo. También fue desafiante ser concejal de Educación del Ayuntamiento. Este puesto me permitió adquirir más experiencia y establecer contactos que beneficiaron notablemente al colegio. Además, participé en la campaña de alfabetización en la Comarca de La Janda.

El alcalde, Antonio González, destacó tu aportación al pueblo y la huella que has dejado. ¿Qué te motiva a contribuir de manera tan activa al desarrollo de Vejer?

- Mi principal motivación es el recuerdo de mi madre. Llegué a Vejer siendo muy pequeño, y aunque a veces regresábamos a Medina por algunos asuntos, siempre escuchaba a la gente hablar maravillas de mi madre. Ella fue mi ejemplo a seguir y siempre he querido ser como ella. Creo que he logrado una parte de ello, aunque no del todo.

¿Crees que ha cambiado mucho la educación de cuando la comenzaste a ejercer hasta tu jubilación?

-¡Uy! según me cuentan los padres de los alumnos que están ahora en el colegio, me dicen que qué diferencia. Yo tampoco me meto mucho en eso y les respondo que no será para tanto, que todos los maestros somos buenos. En fin, es una manera de quitarme importancia.

Empezaste a ejercer alrededor del año 60, escenario de lucha, represión y unión social…

- Desde que empecé a ejercer en 1960 hasta ahora, he sido testigo de muchos cambios en la educación. Siempre he intentado que cada clase que impartía fuera un ejemplo para mis alumnos en lo que intentaban hacer. Les he hablado muchas veces sobre la realidad de la vida, que no es tan fácil como a veces la vivían ellos. Les insistía en que llegar a estudiar y conseguir una carrera requiere sacrificio y esfuerzo, y no es como ahora, donde a veces parece que se aprueba a los niños aunque vayan regular en clase. Quería inculcarles la idea de que el estudio no es lo mismo que estar en la escuela. Que estudiar implica dedicar tiempo y esfuerzo, clavar los codos en la mesa y realmente aplicarse. Les decía que cuanto más estudiaran, más satisfacción tendrían cuando terminaran. No solo enseñé matemáticas y ciencias naturales, sino que intenté formarlos para la vida después de la escuela.

¿Y actualmente, cómo ves la educación?

- Ahora mismo no me gusta. Creo que el niño es como un barro que hay que moldear, y como maestro tienes que darle no solo conocimientos como matemáticas y lenguas, sino también ser un ejemplo para los alumnos. Deben ver que te preocupas por ellos, que cumples con lo que prometes, y que estás dispuesto a hacer cualquier cosa por su bienestar, y eso parece que falta hoy en día. Como maestro, considero que somos servidores de los alumnos, estamos aquí para educarlos y para que aprendan. Un maestro debe serlo las 24 horas del día. ¿Te imaginas a un maestro que llegue borracho a clase? Un maestro debe ser un modelo en todos los aspectos: en el vocabulario, en la forma de actuar, y sobre todo, debe amar su profesión. He tenido alumnos que venían de La Muela y traían su comida para comer en el patio. Cuando fui director, a veces los llevaba a mi casa a comer, e incluso encargaba una buena tortilla grande para ellos.

¿Qué es de lo que más orgulloso te siente?

- Me siento muy orgulloso de la satisfacción que siento cuando veo que un antiguo alumno mío fue el impulsor de mi nombramiento como Hijo Adoptivo de Vejer. Casi todos los que tenían móvil apoyaron la iniciativa. La satisfacción que he recibido de mis alumnos, incluso de aquellos de los que menos lo esperaba, es inmensa. Siguen tratándome con respeto, aunque prefiero que me llamen Jesús y no “Don Jesús".

Para aquellos que te ven como un modelo a seguir, especialmente los jóvenes de Vejer, ¿qué consejo les darías?

- El primer lugar donde debe comenzar la educación es en casa. Si un niño hace lo que quiere y los padres se lo permiten, crecerá pensando que puede hacer siempre lo que le plazca. La educación es algo muy complejo, pero a la vez muy bonita. Es dar a los demás lo que tú has vivido y aprendido. Yo me eduqué en un colegio de huérfanos en Madrid, como he comentado antes, muy cerca del Santiago Bernabéu. Recuerdo haber visto un partido del Madrid sentado en una montañita porque el estadio en esa época tenía solo un piso. Esa experiencia y muchas otras me han enseñado mucho sobre la importancia de la educación y el respeto.

El acto de nombramiento ha sido en el Teatro Municipal San Francisco este sábado 29 de junio. ¿Qué emociones has experimentos al recibir este honor?

- Muchas emociones. Como mencioné antes, mi madre, doña Teresa, fue mi referente desde pequeño. Siempre escuchaba a la gente elogiarla como maestra cuando íbamos a Medina. Así que tener la oportunidad de recibir este honor me llena de orgullo y emoción, porque siento que he seguido un poco sus pasos.

Bueno Jesús, y ya para terminar, ¿Tienes algún mensaje final que te gustaría compartir con los ciudadanos de Vejer en esta ocasión tan especial?

-Ya soy Hijo Adoptivo de Vejer. Para mí es una gran satisfacción porque desde que llegué a Vejer, sentí que ya era un vejeriego más. Me hacéis inmensamente feliz, y agradezco todo lo que he vivido en el colegio. A todos mis alumnos que han estado conmigo, les mando un abrazo y quiero que sepan que siempre estaré aquí para lo que necesiten.

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