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Desde mi azotea

¿Llevo razón?

Son perfiles que tienen el ego muy grande y una empatía muy pequeña

Publicado: 18/02/2024 ·
21:04
· Actualizado: 18/02/2024 · 21:04
Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

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Nos dice la etimología, que la “razón” es la facultad del ser humano de pensar o reflexionar para llegar a una conclusión o formar juicios de una determinada situación o cosa. Proviene del latín ratio, rationis, que significa “cálculo, razón o razonamiento”.

Y es que, en ocasiones, es difícil defender la razón que crees llevar, porque hay tantas razones como ideas existen en el mundo. La vida misma nos enseña que cada uno de nosotros tenemos nuestra verdad, nuestra razón de ser. ¡Yo llevo la razón! argumentan algunos exaltados en discusiones por algún motivo; ¡no!, la razón la llevo yo, ¡Tú no tienes ni idea de lo que hablas!, dicen otros. Y claro, la verdad nada más que tiene un camino.

Y así, varias personas podrían estar horas discutiendo donde todos pueden llevar razón o parte de ella, sólo que no se escuchan, no razonan y mantienen las posturas alimentadas por el ego de cada uno, eso del “y yo más”. Y es que cuando las personas decimos que llevamos toda la razón, es muy probable que no sea así. Sin embargo, con esa postura inmovilista, a veces enérgica, queremos imponer nuestra idea o razonamiento sin dejar hablar al otro hasta que éste reconozca nuestra razón..., o se vaya aburrido harto de escucharte. Y claro, no por hablar más alto o mantener un criterio dictador se lleva razón siempre, pues nuestra conciencia, esa a la que no podemos engañar, a veces nos dice que no estamos diciendo toda la verdad aunque la defendamos.

Esto es un símil a cuando se dice ¡Te doy mi palabra que eso es así y pongo la mano en el fuego por fulanito!. ¿Cuántos se quemarían?. Muchos. Y es que hoy dar la palabra no es lo mismo que cuando hace años se daba con un apretón de manos y se cerraban negocios, venta de terrenos, o intercambio de alguna cosa sin papeles de por medio. Esa palabra, razón o consejo, cuando se dan de corazón humildemente, suelen ser una verdad de peso para conocer a una persona y decir de ella que es honrada, cabal y de palabra. Con ello, habremos abierto la puerta a un nuevo amigo.

Decía el filósofo alemán Arthur Schopenhauer: “Si ante un argumento el adversario se enfada, se le debe acosar insistentemente con el mismo. No solo le ha encolerizado porque es bueno, sino porque hay que suponer que ha tocado el punto débil de su razonamiento y es probable que en ese punto se le pueda atacar más de lo que uno mismo ve de momento”. Schopenhauer escribió ErísticaEl arte de tener razón–, aunque no llegó a terminar todas las opiniones referidas a su razón.- Por ello decidió reunir en ese opúsculo treinta y ocho estratagemas que, a su parecer, convertían la dialéctica en un "arte de la sofística", pues enturbia la búsqueda de la verdad, razón última de la filosofía.

Y es que, en esto de tener razón, hay profesionales, mentes obcecadas en tenerla siempre. Son perfiles que tienen el ego muy grande y una empatía muy pequeña. Además, son especialistas en alzar disputas continuas, artesanos habilidosos en desestabilizar la armonía de todo contexto con el argumento de que está en lo cierto y no podemos negarlo. Es un refuerzo para la autoestima y un modo de reequilibrar nuestras disonancias cognitivas. Ahora bien, la mayoría de nosotros entendemos que hay límites. Sabemos que son importantes las actitudes constructivas. También, una visión humilde y un corazón empático capaz de apreciar y respetar los enfoques ajenos.

Sin embargo, uno de los grandes males de la humanidad sigue siendo esa insufrible necesidad por tener siempre la razón. “Mi verdad es la única verdad y la tuya no vale”.

Y claro, aquellas personas que dicen tener siempre la razón suelen sufrir el Síndrome de Hubris, un tipo de narcisismo, donde imagina que lo que él piensa es lo correcto y lo que opinan los demás no, cree que todos los que no están de acuerdo con lo que dice y piensa, son enemigos. Estas personas suelen tener algún que otro problema con sus relaciones personales; porque, o bien la gente de su entorno huye de ella, o bien terminan siempre discutiendo con alguien.

En resumidas cuentas amigos lectores, llevar la razón para algunos es su ley de vida, pero lo que realmente debe ser ley es defenderla cuando sea verdad y objetiva y admitir que no la llevamos cuando no sea así. Un saludo desde mi azotea, Me voy para dentro que ya va haciendo frío.

 

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