Esa película, que Ocelot confiesa que le “gustaría mucho” llevar a cabo, tendría una estética “relativamente austera y al mismo tiempo barroca”, con “hombres vestidos de negro y sus magníficos collarines blancos (gorgueras) sobre los que parecían reposar sus cabezas”, a imagen de los personajes que El Greco pintó.
Los personajes de Ocelot, considerado como uno de los autores más importantes y sorprendentes del cine de animación contemporáneo, tienen también ese aire ascético que transmiten las imágenes de El Greco, un pintor del que se declara “enamorado”.
A El Greco, Ocelot lo incluye en “la santísima trinidad” del Museo del Prado, junto a Velázquez y Goya, cuyas obras ha podido, por fin, admirar estos días en persona en la pinacoteca madrileña y en Toledo, “una ciudad de ensueño” que vivió uno de esos “momentos muy interesantes en España” en que “convivieron tres religiones”.
“Es una lástima que esa civilización se rompiera. Si ese modelo de convivencia hubiese sido exportado a América con la conquista el mundo sería diferente”, señaló en una entrevista con Efe.
Ocelot ha visitado El Prado aprovechando su presencia en el Festival Internacional de la Imagen Animada.