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Jerez

Luis Márquez Carrasco y su clara mirada a la mujer gitana: “Pinto lo que he vivido”

El prestigioso restaurante Aponiente, de tres estrellas Michelín, acoge la exposición de pintura ‘Mujeres de la baja Andalucía’ de Luis Márquez

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  • Luis Márquez junto a las obras expuestas en Aponiente -

En el ámbito flamenco se suele decir que se canta, se baila o se toca como se es. Nadie entendería la expresividad de una seguiriya de Manuel Agujetas sin ese perfil contestatario que lo definió como persona, o nunca hubieran sonado igual las bulerías de Luis de la Pica sin esa nobleza que lo caracterizó. Qué decir de ese arrojo de La Paquera de Jerez, criada en un barrio como el del Campillo en el que se vendía el pescao a viva voz. Experiencias que marcan.

Así pinta Luis MárquezCarrasco (1982), tal y como es, una suma de vivencias. Se ha criado y ha crecido en el barrio de Santiago de Jerez, en un ambiente en el que la música, la poseía y la bohemia se mezclaba con las costumbres gitanas de su madre, su abuela, sus tías. Olores y sonidos que se meten dentro de ti, detalles de mujeres que han marcado su desarrollo personal. Es hijo de Juan Grande, genio de la sensibilidad y ser de luz, valga la manida expresión. De luz porque sigue brillando y alumbrando obras, a pesar de su ausencia. En su hijo brotan ideas y pinceladas de suma singularidad cuyas raíces están ahí, en sus ancestros.

Desde el pasado 14 de junio expone su obra Mujeres de la baja Andalucía en el restaurante Aponiente, de Ángel León ‘El Chef del Mar’, un tres estrellas situado en el Puerto de Santa María y por el que pasan personalidades de todo tipo y de cualquier parte del mundo, sobre todo en verano. Al entrar al complejo hostelero, al que llaman laboratorio de investigación gastronómico, encuentras las paredes de piedra de este molino de mareas del siglo XIX vestidas por los mantones, batas o delantales que lucen las gitanas que plasma sobre óleo Luis.


“La dirección del restaurante me invitó a que hiciera una exposición y me sugirió que la mujer fuera la protagonista, y la mujer que a mí me inspira es la que he visto de pequeño, con la que he convivido, la que ha mantenido sus costumbres, su cocina y su baile. La que decía: me duele todo el cuerpo y salía bailando por bulerías con las manos levantadas. Es una mujer trabajadora y familiar, marcada por los ritos cotidianos”, señala el pintor a este medio.

En distintos tamaños, aparecen rostros más populares que otros, caso de artistas de la talla de Carmen Ledesma o Fernanda y Bernarda de Utrera, imágenes inspiradas en fotografías que expresan lo “racial” de esos instantes. Luego, en un tamaño más pequeño, Luis recurre a la mujer gitana de Jerez, con esa estampa majestuosa en el baile por bulerías tan identificativo. Luisa La Torrán, La Currita, La Yoya, Bastiana… son algunos nombres que dibujan su paisaje rítmico. Posturas, hechuras y expresiones faciales nos llevan al momento del ole.

La fiesta y el ritual despiertan nuevos colores. La variedad cromática no es limitada, en ocasiones el color de una flor del pelo de una de esas mujeres dan el sentido a la obra. Se sumerge una y otra vez en los detalles que subrayan el aquí y el ahora. Una cocina llena de azulejos, el aceite en la mesa, una caja de papas arrumbada y la olla siempre puesta en el anafe describen otra escena, mientras la protagonista se hace un respingo por bulerías espontáneo y lleno de sabor. La mujer en el campo tiene su espacio, el pellizco de Remedios Amaya también…

Luis se siente más que satisfecho por esta nueva oportunidad que le da la vida en un mundo como el de la cultura que “es tan difícil para vivir, pero en esta etapa valoro el factor humando sobre todo, no el económico, aunque si me hago rico tampoco supondría un problema”, bromea el artista, “aquí comeríamos todos los días de lujo”, refiriéndose a la comida del popular y mediático Chef del Mar. Más serio insiste en que “en esto es importante contar con personas que te apoyen, que te animen, que te digan algo sobre tu obra para que puedas seguir en el camino”.

En septiembre quiere volver a presentar una exposición, en esta ocasión la ciudad será Rota. “Quiero centrarme en el flamenco a través de los sentimientos, algo más profundo, pensando en los estilos del cante y en algunos intérpretes que han nacido o han mantenido una gran relación con Rota como los Agujetas, La Paquera, los Moneo… de forma más profunda y alegórica, con un mensaje, indagar dentro de mí y mostrar sentimientos a través de los cantes, un realismo mágico”.

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