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Málaga

Mercedes Ylenia Cárdenas lleva más de un mes retenida en Dubái “sin explicaciones”

Mercedes Ylenia Cárdenas Rebollo es marinera y desde el 25 de noviembre no puede regresar a Málaga, a pesar de no conocer los motivos

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  • Imagen de Mercedes Ylenia Cárdenas, marinera que lleva retenida en Dubai más de un mes. -
  • Su pareja alaba la gestión del Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía, pero asegura que no han recibido atención de la Embajada Española
  • A través de un documento enumeran más de una treintena de desperfectos en el barco en el que han trabajado, además de sus condiciones laborales

Lo que prometía ser un trabajo a bordo de un yate en la lujosa Dubái, se ha acabado convirtiendo en una verdadera pesadilla, todavía sin fin, para la malagueña Mercedes Ylenia Cárdenas Rebollo.

Junto a su pareja, José Luis Sánchez, viajó a finales de octubre a esta ciudad, que conforma uno de los siete emiratos de los Emiratos Árabes, con un contrato de trabajo para la empresa Vikings Yachts Charter; él como capitán del barco y ella como marinera. Ambos habían trabajado como tripulación en yates de lujo en Puerto Banús y para él ya era el 60 destino internacional, pero para ella era el primero. A finales de noviembre él pudo regresar a Málaga, pero Mercedes sigue retenida en Dubái “sin ninguna explicación” y sin respuesta desde la Embajada Española en los Emiratos Árabes.

Problemas desde el inicio


Tal y como detalla José Luis Sánchez a Viva Málaga, los problemas comenzaron en el momento en el que llegaron al destino. “La empresa antes me enseñó unos vídeos del barco, cómo vamos a ser contratados y cuando llego allí, el 14 de octubre, me doy cuenta de que no es lo pactado, pero el dueño me dice que estaba esperando a mi llegada para arreglar cosas. Hasta el 24, que llega Mercedes, el dueño del barco no hace nada, se va de viaje, etc. Se incorpora Mercedes y el ritmo de trabajo sigue con hasta 90 personas a bordo entre tres y seis horas”, relata.

A través de un documento al que ha tenido acceso este periódico, el capitán detalla más de 30 desperfectos y faltas de medida de seguridad en el yate, como la ausencia de medidas contra incendios, de luces de señales o radar, o el mal funcionamiento del timón, entre otros. Asimismo, las condiciones laborales tampoco eran las prometidas. Como partida, Mercedes fue contratada como marinera, sin embargo en el contrato oficial ante el Gobierno de Emiratos Árabes figura como Oficinista de Archivos. En concreto, detallan que trabajaban “a destajo” un mínimo de 12 a 17 horas diarias, suma de las horas dedicadas al mantenimiento y limpieza del barco, más las horas para los servicios de chárter; no disponían de cocina ni lavadora, como tampoco de ventilación natural a bordo, ni de aire acondicionado. “Además, no podíamos guardar en lugar seguro nuestras pertenencias, porque usaban nuestro camarote cuando lo deseaba el propietario, ya que fallaban los WC de otros camarotes, y cualquier persona accedía al nuestro”, explica Sánchez en este documento.

Todas estas irregularidades llevaron al capitán del barco a cancelar el contrato el 19 de noviembre y ahí comenzó todo. “Decido parar el barco para no seguir poniendo en peligro a la tripulación, a los pasajeros ni al barco mismo porque no cumplía los mínimos requisitos. Así, pongo en conocimiento de la Embajada Española que estamos teniendo problemas laborales, mando un correo a la autoridad marítima del país para que enviaran a un inspector de inmediato, nos dirigimos al Ministerio de Trabajo para que tomase nota y exigimos la cancelación del contrato y por último al Departamento de Protección y Derechos Humanos del país. Responden todas las instituciones y dicen que todo queda registrado. También enviaron a un inspector para verificar que lo que sucede a bordo es real y ya el lunes aparece el propietario con dos abogados y una patrulla de la Policía”, afirma.

De esta manera, compran un billete de avión para regresar el 25 de noviembre y justo antes de embarcar, Mercedes es retenida, explica su pareja. “Ya embarcando, me escribe y me dice que está en Inmigración, que no puede volar y le han hecho cambiar el vuelo para el día siguiente. Estuvo 14 horas en una silla de madera, sin que le atendiese una mujer policía, sin darle comida ni bebida. Finalmente, le dicen que puede salir, pero no del país. No hay impedimento, no hay delito, no hay denuncia, pero no puede salir del país”, explica. A su parecer, el problema radica en la actitud que han tenido con respecto a los presuntos abusos laborales a los que han hecho frente. "No hemos pasado por el aro de la esclavitud y les hemos plantado cara. Esperaban que nos iban a poder explotar, pero somos trabajadores europeos, serios y formales", reconoce.

José Luis Sánchez, que asegura que “estamos ante una injusticia que no tiene explicación legal” se ha puesto en contacto con la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga, de quienes alaba la buena disposición que han tenido, pero critica la actitud del embajador español, Íñigo de Palacio. "La embajada solo la ha llamado cuatro o cinco veces en todo este tiempo. El viernes 13 de diciembre el Gobierno de España decide dar el paso más importante en la vía diplomática y hace una nota verbal y le pide a Emiratos Árabes que expliquen por qué no puede salir. Por el momento hay dos notas verbales, pero seguimos igual", afirma. Además, compara la situación con la del otro miembro de la tripulación, un marinero de origen filipino, "la embajada le ha puesto alojamiento, dieta y un abogado. Está solventando el contrato, se quiere quedar ahí y tiene las espaldas cubiertas", afirma.

La situación pasa factura a Mercedes. Su pareja explica que “está muy mal, necesita apoyo psicológico. Se siente amenazada y tiene que estar cambiando de casa permanentemente. Le estamos enviando dinero y la comunidad latina la está ayudando mucho”.

Este martes se cumplen 34 días y Mercedes aún no puede regresar para pasar las navidades con su familia.

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