El Cádiz no levanta cabeza. Tuvo 84 minutos para al menos igualar el tanto inicial de Joselu, pero no lo hizo e incluso encajó otro al final por parte de un Alavés que llegaba colista y salió crecido.
El entrenador cadista, que en la previa había recibido un vídeo de aficionados mostrando su apoyo, pidió trasladar esos ánimos al equipo. Y la afición no falló. Desde horas antes del partido pobló las cercanías del estadio para calentar el ambiente. En el césped, el Cádiz situó a la misma defensa que en la visita al Espanyol, pero incluía dos variantes en otras líneas. Jonsson dejaba su lugar a Perea y Lozano a Negredo.
Poco le duró el plan a Cervera, que en el minuto cuatro veía cómo Alarcón derribaba a Joselu dentro del área. El toque no fue demasiado fuerte, pero existió y el delantero visitante sacó provecho de él para conseguir un penalti que no pudo parar Ledesma.
La respuesta local fue un remate de cabeza obra de Sobrino, pero con el punto de mira desviado una semana más, la pelota se marchó alta. De nuevo Sobrino buscó la portería de Pachecho, esta vez de disparo cruzado que se perdió fuera por poco. El problema es que era ya el minuto 25 de un partido que los amarillos tenían cuesta arriba y sin señales de mejorar. De hecho, Espino salvó el posible 0-2 al robar la pelota desde atrás a Pellistri cuando el extremo visitante encaraba totalmente solo a Ledesma.
Justo antes, Negredo había reclamado castigo a un codazo de Laguardia dentro del área que Alberola no quiso ver o consideró involuntario. También rozó el gol Alarcón, en su caso volviéndose con rapidez a disparar tras recibir la pelota en un saque de esquina. El Cádiz lo intentaba, chutaba, pero no entre los tres palos. La puntería estaba negada.
Con un disparo desviadísimo de Joselu y gran pitada al árbitro se cerró la primera mitad de un partido que cada vez se complicaba más.
No regresaron al terreno de juego ni Chust ni Alarcón, pero no por hacerlo mal, ya que estaban en la media gris del equipo, sino porque había que dar una gran vuelta de tuerca para sacar algo positivo. Así, Fali pasaba a ser central junto al armenio Haroyan. Y salió más animado el Cádiz, con Perea haciendo de las suyas por su banda y creando peligro, pero sin remate entre los palos de Pacheco.
Sí tuvo que intervenir el alavesista por primera vez para desviar una chilena de Negredo y acto seguido un centro de Álex. Apretaban los locales y su afición. Era el momento. La oportunidad más clara la tuve Perea en el minuto 62. Una indecisión entre Pacheco y un defensor permitió al cadista meter la punta de la bota para rematar, pero la reacción visitante desvió la pelota en la línea.
Poco después, un gol de Edgar se anuló por fuera de juego. Era la primera vez que salía el Alavés de su campo en la segunda parte, pero dejó claro que cualquier contragolpe podría ser mortal. Tanto es así que en un tres contra dos estuvo el 0-2, pero Rioja dio fatal el último pase. Lozano entró por Salvi, fallón en los centros, había que jugársela aún más.
Iza probó suerte en jugada ensayada, pero su chut salió demasiado flojo. Faltaban solo nueve minutos y Ledesma paró un disparo centrado de Joselu mientras Pacheco vivía tranquilo en su área. Mal pintaba. Y peor pintó al final. Una pérdida entre Ledesma y Haroyan permitió a Joselu marcar el 0-2 ya en el tiempo añadido de otro partido para olvidar.